Editorial ABC
Chavismo y crimen organizado
El narcotráfico, el contrabando de gasolina, el tráfico de armas o la minería de oro ilegal constituyen la principal actividad del régimen de Maduro y su mejor fuente de financiación
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La única razón por la que la dictadura venezolana ha logrado sobrevivir a su propia incompetencia es porque el narcotráfico ha sustituido a los tradicionales ingresos del petróleo. Con ese dinero fresco, por ahora inagotable, el régimen puede mantenerse a pesar de la catastrófica situación económica y de las sanciones con que la comunidad internacional intenta cercarlo. Como consecuencia, la penetración de las mafias regionales de la droga en las estructuras del poder venezolano, con todas sus consecuencias, es ya un hecho que la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes ha señalado en su último informe, en el que viene a considerar al régimen chavista como un «narcoestado». Tal y como revela la información que publicamos en páginas de Internacional, la vinculación entre las principales estructuras del Ejército y del Ministerio del Interior con las oscuras redes del narcotráfico, el contrabando de gasolina, el tráfico de armas o la minería de oro ilegal constituye la principal actividad del régimen y su mejor fuente de financiación, dado que en dos décadas el chavismo ha arrasado la economía de uno de los países más ricos del mundo.
El principal responsable de permitir, alentar, controlar y rentabilizar la red de actividades criminales en todos y cada uno de los veinticinco Estados del país es el exvicepresidente Diosdado Cabello, que a todos los efectos es a quien informan -y pagan- los militares responsables de estas actividades patibularias. Cabello es, en este sentido, el principal responsable de esa siniestra deriva, que puede así penetrar e infectar a su antojo las estructuras institucionales que aún quedan en pie. Que detente el cargo de ministro del Interior -en este caso el general Nestor Riverol- alguien formalmente acusado de narcotráfico por la Justicia norteamericana y que tiene prohibida su entrada en el territorio europeo ya indica hasta qué punto la dictadura ha fundido sus raíces con las del crimen más sórdido. Con este régimen putrefacto y represivo no puede establecerse ningún tipo de relaciones, ni siquiera clandestina, como la que mantuvo el ministro de Transportes en una terminal de Barajas y que ya investiga la Justicia.
Los frutos del experimento bolivariano iniciado por Hugo Chávez están a la vista, con cinco millones de exiliados y un país encharcado en la miseria, cuyos únicos recursos, procedentes del crimen organizado, los acapara y administra la élite del régimen. La dramática consecuencia para los venezolanos es que esas conexiones criminales ya solo funcionan para mantener a los tiranos en el poder. Los que creyeron en el discurso idealista de Hugo Chávez, muchos de ellos con responsabilidades hoy en el Gobierno de España, tienen ante si el resultado: una sórdida mafia criminal.