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Cuatrocientos bastones

Vi la foto del Molt Imputat Artur Mas en la puerta del TSJC

| Enrique montiel de arnáiz
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Vi la foto del Molt Imputat Artur Mas en la puerta del TSJC, levitando sobre las escalinatas con los brazos en cruz cual Lobo de Wall Street, un Leonardo DiCaprio de flequillo inclinado y mentón prominente requiriendo el ensayado apoyo de los cuatrocientos alcaldes que, bastón en ristre, escenificaban su intención de «montar el pollo», como adelantó Antonio Baños. No me engañan: el fotógrafo estaba allí apostado como un francotirador para plasmar una imagen épica que incorporar al álbum del proceso de creación de la República Catalana de tu casa. Cuatrocientos alcaldes y cuatrocientos bastones en apoyo de un megalómano que huye hacia delante porque detrás sólo queda el inmortal Jordi Pujol.

Baños, un cínico periodista aquevedado con pinta de profe de filosofía 'jarto' de grifa, es tan sincero que provoca hilaridad, pero lo de Mas es gravísimo porque busca ser detenido, quiere ir a la cárcel, desea ser el reo de un sistema corrupto que oprima a 'els segadors de los paisos catalans'. Artur Mas no va a aceptar el imperio de la ley si va contra sus intereses, como era previsible.

Mientras, en la Plaza del Palillero de Cádiz no hubo el viernes ni un DiCaprio embravecido, ni cuatrocientos alcaldes, ni segadores. Viendo las imágenes de los francotiradores apostados en las azoteas no llegaron a trescientos asistentes. Voceros y edecanes propagaban la idea de que el tiempo nuevo había llegado porque un alcalde del pueblo bajaba a la calle a dar explicaciones a la gente y rendir cuentas asambleariamente. Luego, se dio turno de palabra al público y la democracia participativa se convirtió en desazón por culpa de un exaltado que jamás debió acercarse al micrófono. Muchos coinciden en asemejar este mitin encubierto a las maneras propagandísticas criticadas al anterior gobierno. Esto resulta entrañable, bien mirado: Kichi sería el hijo que acaba imitando a la madre a quién siempre criticó, desde la visión poderosa e imponderada de esa juventud que veta a COPE Cádiz por un rifirrafe en diferido con Carlos Herrera. Alcalde, haga caso a este letrado asesor: déjese de tanto twitter y tanta opinión y céntrese. Cádiz es más que cuatrocientos bastones o trescientos segadores, Cádiz no es solo usted.