La competición del populismo
Podemos y PSOE se acusan mutuamente de usar el dolor de los vecinos en vez de aplicar medidas que alivien sus problemas. Los dos tienen razón
Actualizado: GuardarEl gobierno municipal de Cádiz y la oposición socialista (la que le permitió al alcalde asir el bastón de mando) andan a la greña por ver quién es más populista, por ver quién acusa más al contrario de usar el dolor, las tragedias de los vecinos para salir favorecido en el figurado cartel electoral. El PSOE se mostró ayer ofendido después de que Podemos le acusara de buscar «rédito político» al presentar con Ciudadanos una propuesta para celebrar un Pleno especial sobre vivienda. Con esa tendencia colectiva que los concejales del gobierno tienen a usar palabras rimbombantes, dijeron que los socialistas quieren aprovecharse del drama de los que no tienen casa o viven en una tercermundista. Resulta, cuando menos, chocante que esa acusación la haga el mismo equipo de gobierno que habla de Cádiz como si fuera la ciudad más pobre del país más pobre del Tercer Mundo, que presenta a sus vecinos como famélicos desesperados por un trozo de pan.
Resulta, cuando menos, irónico que esa acusación la hagan miembros de un partido que meten «a los que no tienen un plato que poner en la mesa» en cualquier debate de cualquier naturaleza. Como le reprocharon ayer los socialistas, es irrisorio que hablen así «quienes prometieron dar luz y agua a las viviendas okupadas para ganar votos y después se olvidaron». Que los socialistas hablen de vivienda cuando han tenido empantanadas las promociones de Matadero y han paralizado durante un lustro el plan de rehabilitación de viviendas clama, igualmente, al cielo de los creyentes y los agnósticos.
En suma, se trata de una competición por ver quién es más populista, quién habla con mayor tono trágico de unos problemas para los que no plantean soluciones. Se trata de poner palabras muy sentidas en vez de tratar de reducir cuanto antes los números de los gaditanos que viven en una infravivienda, que no tienen ingresos mínimos o cuyos hijos tienen necesidades alimenticias. Se trata de trabajar y no de hablar.
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