el apunte

Una frivolidad ilustrativa

Todo el caso del Dios del Carnaval es un ridículo encadenado e insignificante que sólo ha servido para poner en evidencia al concejal de Fiestas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El debate es absolutamente menor, casi ridículo. Es un problema inexistente. Era una discusión que nadie tenía y la creó el Ayuntamiento de Cádiz. Pero una vez inventado el misterioso caso del dios y la diosa, de las ninfas que aparecen y desaparecen, resulta completamente ridículo cómo se ha gestionado.

Si bien es cierto que la ciudad y los ciudadanos tienen varios millones de asuntos prioritarios por delante de este caso, resulta innegable que ha sido ilustrativo. Ha servido como ejemplo de los modos de los nuevos concejales y el alcalde. Toman decisiones sin consultar, aseguran que están justificadas con un clamor popular (no es la primera vez que usan ese recurso) y luego se ven obligados a dar marcha atrás.

En el camino de improvisaciones y rectificaciones siempre quedan algunos colectivos ofendidos, un tiempo perdido y una mala imagen de toda la ciudad, no sólo de los miembros, ediles o votantes de Podemos. En el caso de la propuesta de eliminar la figura de las ninfas, el concejal se quedó ayer solo. La Junta Ejecutiva de Fiestas votó en contra entera después de que el delegado, Adrián Martínez de Pinillos, diera por hecho que se creaba un dios masculino del Carnaval de Cádiz y desaparecía la mencionada.

Se extendió en críticas por sexismo y obsolescencia sin reparar en que necesitaba unos votos que no tenía, sin haberlo consultado. Los hechos sólo admiten dos opciones. Que no sabía que necesitaba ese respaldo (lo que sería desolador en un concejal por muy novato que sea) o que lo supiera y le diera igual (lo que resulta de una soberbia y un autoritarismo considerables).

En cualquier caso, sólo nueve días después del chocante anuncio, todo ha quedado en un ridículo considerable. Y el concejal de Fiestas sólo puede encontrar un responsable. Cuando se mire en cualquier espejo y se pregunte para qué habrá montado todo este circo. Eso sí, sin animales.

Ver los comentarios