Los puentes de la vida
Actualizado:A lo largo de nuestra existencia son muchos los puentes que cruzamos, que tendemos y que, incluso, elevamos para no volverlos a cruzar jamás.
Existen puentes de todo tipo. Puentes de plata para el enemigo que huye. Puentes que se hicieron famosos por una película, como el puente sobre el río Kwai. Puentes que nos transportan volando de una ciudad a otra, como el puente aéreo. Puentes que nos llevarán a nuestra jubilación, como el de alguna aseguradora. Puentes que siempre odiaremos, como el que nos obligaban a hacer en las clases de gimnasia. Y puentes que siempre nos gustarán, como los de la Inmaculada y la Constitución.
En nuestro día a día también creamos puentes de convivencia. Como por ejemplo, los que algunos pretenden destruir en Cataluña para evitar la relación con el resto de los ciudadanos de España. Estos fueron levantados durante siglos y siglos de alianza entre nacionales. Lazos de unión que dirigentes borrachos de ego pretenden dilapidar en una locura soberanista que no les llevará a ningún sitio, salvo a encontrarse fuera de España y de la Unión Europea, aunque esto último no lo tenga muy claro Mariano Rajoy.
Políticos independentistas que olvidan que están precisamente ahí, donde los colocaron los ciudadanos, para buscar el bien común de sus gobernados, y no para salir en los telediarios o en algún libro de historia. Olvidándose que España es Cataluña y que Cataluña es España, y que si en algún momento se planteara la independencia, deberíamos de ser también el resto de ciudadanos del país los que tendremos que manifestar nuestra intención o no de perder ese cachito de país, esa porción de patria que está unida intima e indisolublemente al caminar de nuestra nación durante los últimos siglos.
También existen otros puentes, aquellos que son intangibles y que nos unirán de por vida con otros seres humanos. Son aquellos que están hechos con la solidaridad, con el amor al prójimo, y que dan vida. Esos que, aun cuando siendo dolorosos por sus orígenes, fundamentan sus pilares en sólidos cimientos de apoyo y afecto. Que llenan de alegría cuando se cruzan y se llega al otro lado con buen éxito. Me refiero a los puentes que se establecen en el caso de las donaciones. En este punto, quiero acordarme de Laura, la hija de mi amiga Belén Peralta, y que en estos días se enfrenta nuevamente a ese enemigo que es la leucemia. Pero lo que no sabe esta enfermedad es que Laura juega con un as bajo la manga. Juega no sólo con la fuerza de ella y de su familia, sino con la de muchos gaditanos involucrados, y que en estos días están abarrotando las redes sociales y el centro de donaciones para poder encontrar un afortunado que le pueda donar su medula a Laura. Porque seguro que quien pueda donársela será el afortunado. Debemos de seguir poniendo las bases de esos puentes de solidaridad. Tenemos que concienciarnos en ser donantes y seguir dando esperanzas a personas que en ese trance de angustia se les van escapando estas poco a poco. Si quieres más información entra en la web de la Fundación Josep Carreras (www.fcarreras.org) e infórmate sobre cómo hacerte donante de medula
¡Ah! Y por último está el puente del Bicentenario, o de La Pepa como se le llama ya popularmente. No se piense que no me iba a acordar de este gran puente, pero esa construcción es 'puente y aparte'.