Jaque al indio
Actualizado: GuardarMas asume su condición de indio. Pobres indios. Dijo que «grandes jefes venir reserva catalana para decir a indígenas lo que conviene votar». El lenguaje como instrumento de comunicación es cambiante por antonomasia. A mediados del siglo XVIII, 'hacer el indio' era sinónimo de asumir sin rechistar las humillaciones. Hoy, significa hacer tonterías, hacer el imbécil. en resumidas cuentas, hacer el gilipollas. Arturito Mas que es español, catalán y barcelonés, ahora pretende hacerse pasar por indio. Indio de las reservas al oeste de la Montañas Rocosas, solo que confundió éstas con Montjuic o a lo más con Montserrat. Las caprichosas formas de las montañas más emblemáticas de Cataluña, son el resultado de un proceso geológico y geomorfológico de millones de años.
Previas al hábitat en la región del 'homus catalaniensis'. Todo un problema para el credo nacionalista catalán, cuyo embrión dicen se encuentra en los propios agujeros negros del big bang. El que hace el indio ahora al nordeste del Ebro, decía que «indígenas decir a grandes jefes Madrid PP, PSOE y Podemos que un gran corte de mangas, lo que en lengua de la reserva es una gran butifarra». Ésta sí que es una especialidad catalana, como el espetec de Casa Tarradellas. En español, es una especie de gruesa morcilla, vamos, un morcillón. Me voy al diccionario y lo define como «hombre al que se le pone henchido el miembro viril en situaciones diversas en las que se halla ocioso». Mas no sabía o en caso contrario es que le da igual, como casi todo, que terminaría «hecho la picha un lío». Expresión de común uso al sur del Guadalquivir. Seguimos el curso de la historia que había comenzado con el big bang y los catalanes nacionalistas. Nos situamos ahora a finales del siglo SVII. Vuelve a haber un punto de conexión de Mas, «hecho la picha un lío» y el morcillón. Reina en las Españas, Carlos II el Hechizado. Parece ser que los sucesivos matrimonios consanguíneos de la familia real, algo así como los nacionalistas que presumen de tener muchos apellidos catalanes, representativos de lo más genuino y más catalán, que terminan siendo endogámicos, produjeron tal degeneración que Carlos II creció raquítico y enfermizo y de corta inteligencia, además de estéril, se sospecha que sufría el síndrome de Klinnefelter, debido fundamentalmente a los sucesivos matrimonios endogámicos de sus antepasados y falta de sangre nueva, lo que acarreó un grave conflicto sucesorio. Decían los forenses que tenía un solo y diminuto testículo, amén de un pequeño corazón. La venida de un vástago para dar continuidad a la estirpe, se había convertido en cuestión de Estado. A su primera mujer, María Luisa de Orleans, se le impidió llevar bragas, para que no sirvieran de impedimento textil, ante un arrebato «real», de los de «aquí te pillo, aquí te mato». Catorce nodrizas y otras dieciséis de reserva, preparadas para un alumbramiento 'real'. También el nacionalismo se prepara para el alumbramiento del Estado, porque dan por hecho, mal hecho, que ya son una nación. Nada más lejos de la realidad. La misma realidad que el monarca pudiera dejar preñada a la reina. O sea, una entelequia real, en uno y otro caso. Siguiendo con el refranero, «de estos polvos, estos lodos». El Rey debió salir por la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza. Señal de que hubiera cortado las dos orejas y el rabo. Solo polvos, nada de lodos, se habría entonado 'habemus príncipe', amén de dejar sin «historia» al nacionalismo catalán.
La respuesta del Estado ante el 'status quo' nacionalista catalán, exige plantear jaque mate y conformar un Estado fuerte y eficiente, única garantía de la pervivencia de España.
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