Los peligros de las promesas
El Ayuntamiento mantiene las mismas protestas, con los mismos conflictos, que hace seis meses
Actualizado: GuardarEl Ayuntamiento de Cádiz se convirtió en un 'manifestódromo' hace años. Distintos colectivos, diferentes grupos de afectados o damnificados por distintas circunstancias decidieron llevar su malestar o su reivindicación a las puertas de la casa consistorial. El papel de la administración municipal como primera línea del Estado, como primer recurso al que pedir cuentas y auxilio llegaba a su máxima expresión. Siempre ha sido habitual recurrir a las instancias municipales por ser las más cercanas y, pese a sus limitaciones presupuestarias o competenciales, las más ágiles. Sin embargo, con la llegada de la crisis los caminos se cruzaron, los discursos se confundieron.
Decenas de personas con las más variadas problemáticas empezaron a convertir la plaza de San Juan de Dios en un foro de queja permanente.
En muchos casos, la denuncia iba dirigida contra la actuación de una empresa privada o contra los recortes de una administración distinta pero el Ayuntamiento estaba más a mano, su fachada es un escenario ritual en el que pedir soluciones. El nuevo equipo de gobierno local, el de Podemos, aprovechó esta circunstancia. Se alió con todos los que protestaban casi sin preguntarles qué les pasaba, qué pedían ni qué necesitaban. Si protestaban, estaban con ellos.
Les hicieron promesas y les auguraron soluciones si llegaban al poder. De forma indirecta, lo hicieron. Ahora, esas promesas se vuelven en contra, se convierten en lanzas que les recuerdan que ahora tienen la responsabilidad. Curiosamente, se enfrentan a lo mismo que fomentaron. El Ayuntamiento recibe a diario casi las mismas protestas, con los mismos conflictos y protagonistas, que hace seis meses.
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