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el apunte

El símbolo está a punto

Ya es una de las imágenes más fotografiadas y buscadas de Cádiz pero a partir de mañana será un recuerdo imborrable para todos los gaditanos

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El segundo puente de Cádiz se ha convertido ya, antes incluso de su inminente inauguración, en uno de los monumentos más retratados de la Bahía. Desde el mar, desde una orilla, desde la otra, en Puntales, desde el puente (el de siempre), desde El Puerto, San Fernando... Todas sus poses parecen perfectas para que gaditanos y visitantes quieran llevarse a casa su imagen como recuerdo. Esta impresión se convertirá en evento imborrable mañana, con el paso de la Vuelta Ciclista a España que supone el bautizo informal de la infraestructura más determinante que se haya construido nunca en la capital gaditana. La obra de Manterola, despierte o no críticas por su excesiva majestuosidad para los tiempos que corren, genere o no debates por su coste o por la duración de los trabajos, es ya un elemento perfectamente integrado en el paisaje de Cádiz. Aunque evidentemente el principal objetivo de un puente es salvar obstáculos para hacer la vida de los ciudadanos más fácil, algunas de estas construcciones se han erigido en iconos, en imagen de esos lugares donde se levantaron. Así ocurrió en su día en Nueva York, San Francisco o Lisboa por ejemplo. Y podría pasar con el de Cádiz. Sus dimensiones son las culpables de que tome esta importancia y se cuele en casi todas las vistas de la Bahía. 185 metros de alto, 69 metros de gálibo (altura sobre el nivel del mar), tres kilómetros de longitud (que son si se le suman los viaductos de acceso a Cádiz y Puerto Real), 36 metros de ancho, 61 dovelas o 176 tirantes lo convierten en el más grande de España y uno de los mayores de Europa. Lo que inauguran los gaditanos a partir de mañana es un monumento, un símbolo, y nada invita a descuidar su trascendencia en el ánimo colectivo de los ciudadanos.