Las ensoñaciones industriales del alcalde
La propuesta de que los astilleros de la Bahía reorienten su producción a las energías renovables resulta ridícula
Actualizado:Resulta de una candidez pavorosa que los nuevos dirigentes políticos que han elegido los gaditanos (no la mayoría pero sí una mayoría) consideren que el buenismo es una fuente de riqueza. La última prueba la ofreció ayer el alcalde de Cádiz, José María González, de 'Por Cádiz Sí se Puede' que con la grandilocuencia que caracteriza a su movimiento político anunció una «alianza institucional» entre Cádiz, Puerto Real y San Fernando para relanzar el sector naval. Nada menos. Dice el regidor gaditano que los tres alcaldes deben presionar a la vez para conseguir más carga de trabajo, lo que resulta loable.
Menos respetable parece que José María González se vea capaz de proponer nuevas vías de negocio y que se atreva a decir que los astilleros gaditanos deben tener un futuro verde, que deben «apostar por una reconversión ecológica». Con esa palabrería tan inexplicable y lejana que se gastan los dirigentes políticos, también los nuevos, González Santos añade que son necesarios proyectos que «pongan en valor la producción naval pero también desarrollen nuevas áreas de producción. Desde el Ayuntamiento de Cádiz estamos convencidos de que la apuesta por las energías renovables puede ser la alternativa que nuestras plantas necesitan». Si el intento de presión para obtener nuevos encargos parece loable en un representante ciudadano, lo de meterse a técnico para descubrir la rueda y tratar de aventurar qué sectores darían más opciones de trabajo resulta ridículo.
El sueño de las energías renovables ya lo soñaron otros predecesores que, como Rodríguez Zapatero, se despertaron de un golpe, bañados en sudor y ahogados en una deuda pública que provocó la mayor crisis que haya vivido España. Reunirse con otros alcaldes y hacer ruido está muy bien. Reclamar, representar, pedir y mediar son actos nobles para un alcalde pero entrar en ensoñaciones de hippie le quitan crédito a quién está obligado a tenerlo.