Mariano, the killer
Actualizado: GuardarMariano Rajoy aprovecha su visita al Rey, lo que se llama desde 1977 el despacho de verano con el Monarca, para deletrear un speech prerredactado como una cláusula suelo; como ella, es abusivo y por tanto, nulo de pleno derecho. El presidente del Gobierno es un sujeto difícil de encasillar: algunos lo perciben como un tipo necio, una especie de Titanic popular con deriva al atolón de hielo electoral; y para otros, como Pepe Oneto, es un auténtico killer de esos que, tradicionalmente se han tildado como los que las matan callando (eliminando el contenido sexual de la ecuación, espero). Tras la marcha «energética» de Aznar y su correspondiente dedazo divino, Rajoy fracasó frente a Rodríguez Zapatero que, aunque el tiempo aligere los pesares y desmenuce los rencores, sigue siendo de largo el peor presidente de la Democracia española y uno de los tres peores desde que Heracles amarró los leones en Sancti Petri para hacer un pipí en la orilla.
Luego, tras un periodo de brotes verdes, champion leagues y socialbajada final de pantalones para con la Troika, Mariano Rajoy alcanzó el Gobierno e incluso se permitió dar botes en el balcón de Génova 13 del Percebe. Fue el triunfo de la mejor me lo callo.
Rajoy nos vende ahora una modificación futura y consensuada de la Constitución, si se le reelige, al tiempo que fija a Mas como enemigo de la Soberanía nacional mientras permite que Manos Limpias se le querelle. El problema es que don Mariano no vende, ni vendía, ni mucho menos venderá, tras subirnos los impuestos que dijo que no subiría, tras apoyar a Bárcenas -ese señor, sé fuerte- durante años, sin dimitir. Que aproveche la visita a Felipe VI para rodearse de auras buenrollistas es otra estrategia maniquea y absurda: el ciudadano común ya conoce en qué palo canta.
Rajoy reza para que los cambios de cromos del Partido Popular -Cifuentes, Casado, García-Albiol, etc- convenzan al electorado pródigo y que retorne al redil de la gaviota que no es gaviota en noviembre, para que la memoria sea nebulosa y el miedo eterno al extranjero (Mas), al despilfarrador (Pedro/ZP) y al comunismo (Iglesias) provea una inmerecida prórroga de su mandato, Rivera mediante.
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