La ciudad que cambia cada día
Actualizado: GuardarCada amanecer muta una zona de la ciudad vieja de Cádiz, precisamente la que presenta edificios más altos y una densidad de población «flotante» muy superior al resto. Los cruceros llegan muy pronto y son enormes, salvo excepciones se van con el sol. Atracan tan de mañana que por temprano que uno se levante ya están ahí. Al rato bajan grupos de ciudadanos «por un día». No sorprende ni su aspecto ni su lengua, entre los vecinos estables resulta normal ver pelirrojos con aire irlandés o cabelleras azuladas que proceden de algún punto del Mediterráneo. Los apellidos malteses, ligures, irlandeses, teutónicos o suecos son usuales entre la gente que uno conoce. Los muelles y las dársenas ocupaban antes poco espacio, pero hoy configuran un amplio barrio moderno y fugaz que convive amablemente con la pétrea fortaleza.
A comienzos del siglo XX se demolieron algunos de los lienzos de muralla para facilitar un desarrollo portuario; en su lugar se ajardinó el Paseo de Canalejas como transición entre ciudad y mar, quebrada hoy por la autoridad portuaria, aunque conservamos ese diálogo entre la fachada de borde y la que cada día componen los buques que van rotando. Durante la próxima semana esperamos a cincuenta mil visitantes en veinte barcos, debemos recordar que la ciudad antigua cuenta con cuarenta mil habitantes para comprender cómo inciden las visitas.
Cádiz se consolida como estación de cruceros no sin problemas que conviene resolver. La integración de la ciudad con su puerto ha sido el tema central de las legitimas reivindicaciones de la población y los urbanistas, pero el puerto ha ido cerrando su territorio cada vez más, mediante la impermeabilidad de la verja y la ampliación de la vía de rodadura junto a ella, Una ordenación amable y sostenible pasa por la adecuación de los espacios de contacto entre puerto y ciudad a ambos extremos de la dársena de pasajeros: la plaza frente a la estación ferroviaria, y el eje que define el Memorial a la Constitución de 1812. Ambas acciones podrán completarse con la depresión del tráfico a lo largo del perímetro, y mientras no sea posible tan ambiciosa obra, al menos extender los jardines de Canalejas hasta el borde urbano.
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