Todo lo que puedes hacer cuando la nota de la EBAU no te alcanza para la carrera que quieres
Los expertos aseguran que hay varias opciones a segurir y recomiendan que los alumnos siempre tengan un Plan B
¿Cuándo salen las notas de corte 2022?
¿Cómo calcular la nota final de selectividad?
![Para los estudiantes es un gran shock descubrir que su nota no alcanzan para la carrera que desean](https://s1.abcstatics.com/media/noticias/2022/06/07/ordenadorchica-U301571929303Xx-U51218775388Eiy-1248x698@abc.jpg)
Tras descargar sobre el papel todo lo aprendido en Bachillerato en los temidos exámenes de Selectividad que acaban de finalizar, miles de estudiantes esperan ahora ansiosos la publicación de la calificación que han obtenido . En función de ella, muchos alumnos verán cumplido su sueño de estudiar la carrera universitaria que les llevará a desempeñar la profesión que siempre soñaron; pero otros tantos tendrán que enfrentarse a todo lo que supone no haber alcanzado la nota de corte exigida para aquellos estudios que tenían como meta. En este último caso, ¿qué pueden hacer? ¿Qué opciones se les presentan?
Lo primero de todo es no caer en pensamientos negativos del tipo «todo mi futuro se ha ido al garete» o «tantos años estudiando para nada» porque, en realidad, cuando se cierran unas puertas se abren otras. Lo más aconsejable es nada más recibir la nota «es pensar con la cabeza fría, reposar la situación y nunca tomar decisiones en caliente de forma impulsiva», recomienda Aitor Álvarez, vicedecano y profesor de UNIR.
Añade Jesús Otero , director técnico de Bachillerato de Bristish Council, que el 70% de los alumnos de primero de Bachillerato no tiene claro qué quiere estudiar tras la Selectividad, pero en segundo curso casi la mayoría ha disipado sus dudas y apuntado hacia una meta. «La incertidumbre de no saber muy bien qué estudiar en su futuro próximo es un gran inconveniente porque no les deja rendir bien los días del examen, al contrario de los que tienen un objetivo fijado y saben por lo que están luchando».
Asegura que, en los últimos años, se ha potenciado mucho en colegios e institutos la figura del orientador, cuyo papel es precisamente acompañar de manera individualizada a cada alumno y, en función de las materias que más le gustan y sus intereses, le aconsejan qué estudios y carreras profesionales se ajustan más a su perfil académico . «Además, las universidades han realizado un gran esfuerzo por acercarse a los colegios e institutos para explicar a los estudiantes qué títulos tienen, cómo se imparten, cómo son sus campus..., lo que supone una buena referencia para que puedan tomar decisiones. No obstante, los alumnos deben tener siempre, como mínimo, dos opciones en su mente para poder desarrollar tras la Selectividad cuando no se ha obtenido la calificación esperada. No contar con un plan B es un error —advierte—. La verdad es que en la actualidad hay pocos jóvenes que aspiran a profesiones por vocación pero, en el caso de ser así y no haber logrado la nota de corte necesaria, siempre existe la posibilidad de repetir la Selectividad el próximo año con el propósito de subir nota».
Así lo considera también Aitor Álvarez, «puesto que un estudiante se puede presentar todas las veces que quiera a estos exámenes y siempre le contará la máxima nota que obtenga . Aún así, no es la opción que más recomiendo porque entre convocatorias hay un año sabático que hay que saber aprovechar repasando el temario y apuntándose a nuevas formaciones complementarias a la carrera que se desae estudiar para que no sea un tiempo perdido».
El vicedecano de la Unir también apuesta por que el alumno analice la posibilidad de matricularse en la carrera deseada en una universidad fuera de su comunidad autónoma e, incluso, de una universidad online , «donde las notas de corte no son tan altas porque, en definitiva se trata de una cifra numérica para determinar el número de alumnos que pueden entrar según el número de plazas, y en estas dos opciones no hay tantos estudiantes.
Igualmente señala «que es una oportunidad también para plantearse estudiar en una universidad extranjera, lo que mejora, además, las competencias lingüísticas en otro idioma. Eso sí —advierte— es necesario prestar gran atención a los criterior de homologaciónde títulos entre ambos países para no llevarse la sorpresa, tras finalizar los estudios, que el certificado obtenido en el país de destino no tenga validez en España».
Pero para los que no entra en sus planes cruzar fronteras a otros destinos, otra de las opciones cuando no se ha logrado la calificación a la que se aspiraba para cursar una determinada carrera «es matricularse en una similar, realizar el primer curso y, posteriormente, pedir el traslado a la carrera deseada . Por ejemplo —explica Otero—, si no ha podido entrar en Medicina, se puede optar por Bioquímica y desde allí pedir el traslado a Medicina. Los alumnos, por tanto, tendrán que poner en su hoja de preinscripción de mayor a menor su interés por hasta un total de 12 titulaciones. Las más afines serán las primeras a añadir en esta lista. La Universidad será la que les asigne una de ellas e indicará en qué universidad deberá matricularse a través de un mensaje de móvil o mail. Toda la información para poder hacer un posible traslado a otra carrera está disponible en las páginas web de cada centro universitario . Otra vía es decantarse por instituciones privadas, puesto que muchas de estas universidades imparten carreras con títulos muy demandados por los estudiantes a los que las instituciones públicas no pueden acoger. El año pasado 7.000 estudiantes quisieron matricularse en Medicina, cuando solo hay cinco facultades públicas en España que la impartan y, en el caso de Madrid, tres privadas».
Tampoco hay que descartar, según Jesús Otero, centrarse en otra carrera que no sea la primera opción. Pone como ejemplo que si un estudiante no ha logrado la nota exigida para entrar en Ingeniería Industrial, que no dude en hacer Ingeniería mecánica o electrónica «porque seguro que le gusta, sobre todo partiendo de que no siempre se trabaja en lo que se ha estudiado, a veces la relación no es completamente directa, pero, al menos, está dentro de la misma rama por la que se decanta. Lo importante es tener una buena formación y mantenerla toda la vida actualizada porque vivimos en un mundo laboral muy competitivo en constante cambio».
Aitor Álvarez señala, además la FP como otra posible vía para dar el salto definitivo a la Universidad. «Es necesario estudiar un grado superior, que son dos años, para solicitar posteriormente el ingreso en la carrera universitaria deseada».
Añade, no obstante que «el 13% de los alumnos abandona la carrera que han elegido, la mayoría el primer año, y muchos no se plantean comenzar otra, sino dirigirse directamente al mundo laboral o emprender su propio negocio».
El papel de los padres
Por último, Jesús Otero, quiere hacer un llamamiento a los padres ante este tipo de decisiones de sus hijos. «Hace años los jóvenes eran más independientes, más autónomos, y ellos mismos tomaban decisiones en este sentido, salvo excepciones de padres con larga tradición vocacional familiar. Ahora, sin embargo, los progenitores están muy al tanto de todo, de las notas de corte, de lo que exige cada universidad, de los papeleos que hay que hacer y, aunque está bien, a veces actúan de manera algo invasiva. Deben ser flexibles y permitir que sean sus hijos los que tomen decisiones y que si se equivocan, aprendan de los errores. La vida, y sobre todo la académica, presenta muchos caminos».
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