¿Eres hipocondríaco? Cómo salir de dudas y saber cómo afecta al entorno familiar

Una experta explica todo lo que supone este trastorno para la persona que lo padece y su entrono más cercano

Laura Peraita

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Hoy me he levantado con la garganta seca. Yo creo que he cogido frío; o quizá tenga placas, o seguro que es un síntoma de cáncer de boca...». Cada persona es un mundo a la hora de sacar conclusiones cuando nota el más mínimo cambio en alguna parte de su cuerpo . Cuando alguien vive pendiente de cualquier modificación o síntoma coporal, siente miedo a la enfermedad y a la muerte sin estar enfermo, se dice que padece hiponcondría. Quien más o quien menos ha dicho alguna vez o ha escuchado decir: "venga, no seas hipocondríaco".

Pero, lejos de ser un calificativo jocoso, ¿cómo afecta este trastorno al propio afectado y a su entorno familiar? Según Laura Navarro Pecci, psicóloga y criminóloga del Centro Ruth González Terapia , una persona es hipocondríaca en función de las creencias que haya ido asimilando respecto al concepto de enfermedad , fundamentalmente desde la infancia y adolescencia. Explica que si un niño ha visto a una persona enferma y cómo todo su entorno familiar se ha volcado en darle atenciones, entenderá que la enfermedad es igual a cuidados; si observa enfermedades terminales con gran sufrimiento y deterioro asimilará que la enfermedad es algo horrible; si asiste a un fallecimiento inesperado, tendrá un primer contacto con la muerte que le marcará. «Todas las creencias vienen reforzadas por la propias experiencias vividas y también por cómo los familiares de referencia, fundamentalmente los padres, sientan y comuniquen a sus hijos su relación con las enfermedades ».

Asegura que «si un hijo observa a su padre siempre pendiente de él mismo, que ante cualquier señal de cambio corporal se pone en alerta , le produce ansiedad, le aumenta el ritmo cardiaco, la respiración... seguramente le condicionará a este menor a la hora de afrontar sus propios síntomas. Lo que no se da cuenta el padre de este ejemplo —matiza— es que aún estando sano, el hecho de ponerse nervioso y tener ansiedad, le está generando unos síntomas que le refuerzan que está enfermo y, finalmente, puede llegar a sufrir hasta un ataque de pánico, y pensar que va a morir, cuando en realidad no tiene ninguna enfermedad . También son personas que se pasan el día realizando conductas de comprobación, chequeando todo el tiempo su cuerpo para sentir que está bien, y en el caso de tener cualquier señal, preocuparse automáticamente e, incluso, acudir a internet para buscar información, que no siempre es la correcta».

Laura Navarro Pecci explica, además, que si unos padres están constantemente diciendo a su hijo que se abrigue porque si no se va a poner enfermo, que no va a un cumpleaños de piscina porque se puede enfriar, que no va a saltar unas colchonetas por si se rompe una pierna..., el niño asimilará esta forma de enfrentarse a las situaciones preocupándose por si se va a poner malo.

Evitar más que curar

Más que de si se puede curar la hipocóndría, esta psicóloga habla de la posibilidad de evitarla. «Para ello, hay que trabajar diferentes técnicas de relajación y tener herramientas para el manejo de la gran ansiedad que sufren estas personas al creerse enfermas. Lo que está claro es que el cuerpo, como organismo vivo, cambia constantemente porque desde que nacemos estamos en un proceso de progresión, de envejecimiento, y sentir ese "algo" no siempre es señal de enfermedad. También es importante que los afectados se hagan una lista de autoprohibiciones como estar constantemente comprobándose a sí mismos, mirar en internet si tiene alguna enfermedad...».

Otra de las recomendaciones es que se busque una persona de emergencia dentro de su ámbito familiar o laboral a la que acudir en el momento en que sufra esa crisis de pensar que le está pasando algo grave, y «de esta forma no se generan más tensiones al resto de familiares o compañeros de trabajo», asegura Laura Navarro Pecci.

Señala, además, que es curioso porque en estas personas se dan situaciones totalmente contrarias : «Las hay que cuando sienten una señal en su cuerpo desconocida se van corriendo al médico para contárselo y, por otra parte, las que nunca quieren ir por miedo a que les digan que tienen una grave dolencia».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación