«Regreso al futuro»: El mundo que conoció Marty McFly pero nosotros no
Robert Zemeckis no acertó con todas sus predicciones sobre cómo sería el año 2015
El Delorean sigue sin volar aunque hayan pasado ya 30 años desde que Robert Zemeckis imaginara su « Regreso al futuro ». El universo que creó el director para Marty McFly alcanzará nuestro presente a las 16.29 horas del 21 de octubre , pero será uno bien diferente al que tenemos hoy. El personaje interpretado por Michael J. Fox atravesó tres décadas en un instante para pasar del Hill Valley de 1985 al de 2015 , donde se encontraba consigo mismo en un mundo en el que los coches volaban, los niños usaban aerodeslizadores como monopatines y la Justicia tardaba dos horas en resolver un crimen.
Zemeckis tenía ante sí el reto de imaginar cómo sería el mundo 30 años después sin jugar a ser futurólogo y, a la vez, crear una historia entretenida. «La clave fue la originalidad» , aseguraba hace una semana el director en una conferencia en el MoMa de Nueva York, lamentando que «hoy nadie haría la película» . «No creo que la audiencia la entendiera o tuviera interés en verla. Quizás habría gente que la haría, pero no sería número uno en taquilla». En 1989 sí lo fue, montando un 2015 que llega ahora al nuestro.
Este encuentro de la realidad y ficción viene marcada por una avalancha de «merchandising» y no solo en lo que a la Universal Pictures se refiere. Nike anunció a principios de año la presentación de las zapatillas «Marty McFly» , que emulan a las que usaba el personaje y ataban solas los cordones. Pero los «robocordones» no son los únicos que han aparecido este año para la ocasión. Lexus sigue empeñado en crear el aeropatín y Pepsi pondrá en el mercado 6.500 botellas de la Pepsi Perfect que bebía McFly en la película… Al módico precio de 20,15 dólares. Y se comprará por internet, no a través de una televisión que hacía las veces de camarero en la gran pantalla.
Un proyecto de Oscar
Zemeckis le encargó el proyecto a Bob Gale , quien se ganó con su trabajo una nominación al Oscar por los efectos visuales. «Queríamos dar una visión esperanzadora del futuro, crear un mundo que la gente quisiera conocer» , explicó Gale años después de rodar la película. Acertaron a la hora de predecir las videollamadas, las imágenes en 3D o el reconocimiento de la huella dactilar, aunque todavía hoy los niños se siguen emocionando con los videojuegos aunque haya que «usar las manos», algo de lo que se quejaba un joven Elijah Wood -por entonces no pasaba de los ocho años- en la película. Se acercaron, eso sí, porque Nintendo y su Wii abrieron el camino de las consolas sin mandos hace casi una década.
En otras cosas, Zemeckis y Gale ni siquiera se aproximaron a la realidad. Más de un insomne querría tener en sus manos un artilugio como el que utilizaba Doc ( Christopher Lloyd ) para dormir a Jennifer ( Elisabeth Shue ) al instante y algún que otro resfriado nos ahorraríamos si pudiéramos tener la chaqueta que se secaba sola cuando se mojaba . Esa misma que era talla única y que se ajustaba sola cuando Marty se la ponía, mientras que todavía hoy tenemos que pelearnos para encontrar nuestra talla en las tiendas.
Como también lo hacemos con el polvo. En el 2015 de «Regreso al futuro» las aspiradoras se vendían en las tiendas de antigüedades , donde nadie las buscaba y la dependienta ansiaba por deshacerse de ellas. Su aparición en la película es casi circunstancial, tapada por el objeto en torno al que gira la película: el almanaque de resultados deportivos. McFly ve la revista en el escaparate y no puede evitar comprarla para ganar unos dólares al regresar al pasado. Pero ese libro de «antes de que se inventara el papel repelente al polvo» -del que hoy día tampoco tenemos conocimiento- se acabaría volviendo en su contra.
En la casa de los McFly, el futuro es mucho más cómodo de lo que es en realidad el presente. Los mandos pasaron a mejor vida y el joven Marty cambiaba los canales mediante órdenes de voz , la comida -deshidratada- venía en bolsas y tardaba segundos en prepararse, muy lejos de lo que ocurre hoy. Aunque sí estamos cerca de conseguir algunos de los «gadgets». Las Google Glass se asemejan bastante a las de la película y las videollamadas ya son casi la normalidad en nuestro mundo. Eso sí, los faxes han quedado en el olvido cuando en el filme despedían a Michael J. Fox con uno.
Para los espacios abiertos, Zemeckis y Gale creyeron que en el futuro convivirían el estilo antiguo con el moderno y que las zonas verdes tendrían un gran lugar en la ciudad , como así ha ocurrido. En el Hill Valley de 1985, en frente de la torre del reloj de Hill Valley había un aparcamiento, mientras que en 2015 hay un gran parque con un lago. En cuanto a la vestimenta, el director quería ver diseños asimétricos, algo estrambóticos, con mucho color y Joanna Johnston, responsable de vestuario, se inventó los trajes con doble corbata … por suerte no todas las ideas de la película llegaron a nuestros días.
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