Ricardo Darín y Javier Cámara triunfan en el Festival de San Sebastián
La Concha de Oro fue para la islandesa «Sparrows» y la mejor dirección para «Los caballeros blancos»
Si se tratara de un debate político sobre las esencias catalanas, todos tendríamos el derecho de dec idir , pero sólo se trata de cine, de un festival y su palmarés, o sea que se nos sustrae el derecho democrático a decidirlo (a usted también) y se le da en propiedad al jurado. El jurado es quien decide los nombres de los premiados en esta edición del festival y uno a lo que sí tiene derecho es a estar o no de acuerdo.
La Concha de Oro ha sido para la película islandesa «Sparrows », de Rúnar Rúnarsson, que no es la que uno hubiera elegido en el pleno ejercicio de su derecho, pero es una digna elección: una potente historia de adolescente airado y que no encuentra su sitio en su nueva vida junto a su padre en un lugar inhóspito y frío. Se parece a otras muchas de ese estilo, pero el paisaje crujiente de los fiordos le da un carácter especial a los personajes y su historia.
Más especial y acertado es el premio al Mejor Director, que se le otorga a Joachim Lafosse por «Los caballeros blancos» , una película que destila crítica a cierta moralidad occidental sobre el significado de ayudas al tercer mundo, y que se centra en una «onegé» que pretende sacar de tapadillo a cientos de niños huérfanos de Chad para satisfacer las peticiones de adopción en Francia. La mirada a ese mundo de cooperantes y de intervención humanitaria llega un poquito más allá que la de León de Aranoa en su última película.
Exaquo en Interpretación
Pero, donde se ha lucido de verdad el jurado de esta 63 edición del Festival de San Sebastián es en el premio de Interpretación Masculina, que han recogido a cuatro manos Ricardo Darín y Javier Cámara , por el excelente trabajo de ambos en «Truman», la película de Cesc Gay que parecía merecedora de más peldaño en el Palmarés. Darín y Cámara consiguen un frente a frente magnífico, lleno de humor y sentimiento, y muy bien medido en su exceso y contención. Era un premio demasiado claro, evidente, o sea que hay que agradecerle al jurado el no haber caído en la tentación de ser original, creativo, de inventarse un premiado .
Para ser creativo, el jurado de un festival siempre tiene su Premio Especial, ese que, digamos, es un capricho que se da. De haber tenido uno derecho a decidirlo, se lo hubiera dado a Marc Recha y «un día perfecto para volar» ; la decisión del jurado ha sido otra, «Evolution», de Lucile Hadzihalilovic, una película muy pegajosa y pretenciosa sobre una isla de mujeres que experimentan con niños. A falta de otros atractivos visuales o argumentales, «Evolution» tenía la gran virtud de acabar pronto, en menos de hora y media te dejaba de dar la lata.
Y el premio de Interpretación Femenina para Yordanka Ariosa, por su exposición feroz y carnal del personaje maltrecho de «El rey de La Habana», es también una elección creativa y llena de sentido. Había nombres ilustres como el de Julianne Moore o Ellen Page , y también actuaciones muy cromáticas como la de Karin Viard en «21 noches con Pattie», podrían haber pesado más que la tragedia feísta y sin diseño de esa mujer vulgar, arrollada por su lugar y su época de la película de Villaronga .
Reconocer el guión de Jean Marie y Arnaud Larrieu en «21 noches con Pattie» es, al menos, la mitad de un acierto, pues la primera hora de esa película es de lo más fresco, gracioso y sorprendente que se ha visto en la programación del festival ; que luego se dedique la historia a hacer peregrinaje y a dar tumbos estropea un poco la cosa, pero lo cierto es que una vez reídas tantas risas, luego no hay modo de que la película te las quite en su parte final. Y el jurado también ha querido premiar con una mención especial a «El apóstata», de Federico Veiroj, una película más curiosa que certera, pero que tiene el atractivo de ese personaje un poco absurdo y que solicita darse de baja del club de los católicos, lo cual siempre resulta llamativo en estos ambientes cinematográficos de moral tan relajajajada .
En fin, un Palmarés bien urdido y en el que se ve que Daniel Monzón, probablemente su miembro más entonado , ha leído bien la partitura. No ha sido un gran año de cine, pero sí han sacado un buen Palmarés. Lástima que se les quedara fuera «Amama» (a falta del derecho a decidir, aquí tenemos el derecho a mencionar), película con más tejido dentro que alguna otra de las premiadas.
Ha faltado, es evidente, esa gran obra maestra incontestable para que, como en otras ocasiones, el jurado la menospreciara . No ha habido menosprecios. La representación variada y amplia del cine español también podría dar para alguna reflexión de clausura: el Festival parece ya obligado en próximas ediciones a encontrar la perla del año (sea «La Isla mínima» o «Magical girl», o sea «Truman»), a encontrar la vasca del año (sea «Loreak» o sea «Amama») y la rareza del año, como la de Marc Recha.
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