Alex de la Iglesia: «Lo que en otros lugares del mundo es una farsa grotesca aquí es telediario»
Con Raphael como principal reclamo, ofrece en «Mi gran noche» una alocada comedia que no da tregua al espectador
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«La más complicada que he rodado», confiesa Álex de la Iglesia. Habla de su última película, «Mi gran noche», presentada ayer en el Festival de San Sebastián, en competición oficial pero fuera de concurso. Una comedia disparatada donde la grabación de un especial televisivo de Nochevieja se convierte en una locura arrolladora.
«Todo el rato había cien tíos en plano. Hay un zumbido constante que te va enmajarando. Te vas metiendo en la película porque de eso va, del enmajaramiento de un grupo de personas encerradas, intentando hacer algo que se supone que es divertido, y resulta que es angustioso», relata el cineasta bilbaíno. El reto fue no dejarse arrastrar por el caos: «Cuando ruedas lo loco es cuando más hay que tenerlo todo controlado». Un objetivo, obviamente, imposible de alcanzar. «Rodando se daban situaciones semejantes a la película. Había momentos que, por guión, dice: “Pasa el regidor y hay gente dormida o peléandose”. Y nos pasaba. Hemos rodado con gente dormida. Me daba terror. Ahora se despierta y estropea el plano».
Retrato descarnado del mundillo del espectáculo, es a la vez espejo de la realidad desde una óptica «histriónica, exagerada. Una mascarada de una mascarada». «Desgraciadamente lo que en otros lugares del mundo es una farsa grotesca, aquí es telediario. Todos sufrimos este espectáculo guiñolesco, del que también somos responsables. Tenemos que abandonar esa manera de pensar que todo esto es una cosa que han hecho otros y siempre todo está mal porque siempre los otros los que meten la pata, son los otros los que son corruptos, o destrozan lo bien que podía funcionar todo».
Buscó plasmar, detalla, «eso que te angustia, te preocupa o te aterroriza, sacarlo de contexto, colocarlo en un entorno ficticio, en un especie de farsa teatral, y ahí jugar con los elementos y divertirnos. Te puedes reír de ti mismo o de los problemas y generar una especie de liberación, de catarsis».
Cien películas en una
Cinéfilo voraz, reconoce De la Iglesia que «hay cientos de películas dentro» de la suya. La referencia más obvia es a«El guateque». Pero también está imbuida de «El coloso en llamas» o «El mundo está loco, loco, loco». «Esa sensación de película-espectáculo de aquella época me vuelve loco, lo mismo que la comedia» de entonces, incide.
A pesar de lo coral del reparto -con Mario Casas, Blanca Suárez, Hugo Silva, Santiago Segura y un largo etcétera-, un nombre funciona como gran reclamo: Raphael. Vuelve a la gran pantalla después de cuatro décadas -su última cinta, «Volveré a nacer», es de 1973-. Desde entonces se centró en su carrera musical. El «culpable» de su regreso recuerda el salto al vacío que supuso concebir «Mi gran noche» con Raphael en mente. «Fue una apuesta “heavy”. Cuando estaba escrito nos dimos cuenta de que estábamos en una trampa. “Ahora este hombre dice que no y no se rueda, es mejor pasar a otro proyecto”. Afortunadamentedijo sí», cuenta De la Iglesia.
Y siguió diciendo sí a todo. «Cero comentarios, todo el rato a favor absolutamente. Es una delicia, es un tío excepcional. Venía a días de rodaje en los que no rodaba él, solo para estar con nosotros», le baña en elogios mientras el aludido ocupa otra suite. ¿Por qué Raphael, y no otro? «Porque es un icono. Es España . Raphael somos todos», responde el cineasta bilbaíno con esa rotundidad que le caracteriza.
Raphael interpreta a Alphonso, parodia deformada de sí mismo . Un artista que martiriza a su hijo y no duda en -literalmente- meter el dedo en el ojo a la competencia. «Muy buena gente no soy», describe a su personaje. «Lo consulté con mi hijo Manuel y me dijo: “¿Qué temor tienes, papá? ¿Crees que la gente, a estas alturas del partido de tu vida, va a pensar que eres así?”».
Pese al carácter icónico que le atribuye su director, Raphael transmite sencillez. Reivindica su faceta interpretativa, pero con mucho humor. «Soy actor, lo que pasa es que como no tengo mala voz, canto», bromea. «Cantar es lo que más me gusta. Y estar en contacto con el público, que es lo único que echo en falta en el cine».
«Me lo he pasado muy bien», asegura de su paso por «Mi gran noche». Tanto, que está deseando repetir. No será en el próximo proyecto de Álex de la Iglesia, «El bar», mezcla de «El ángel exterminador» y «Asalto al distrito número 13». «Tengo muchísimas ganas de rodar, más que nunca. «Es como una manía compulsiva y obsesiva. Y me he puesto a producir porque, como no puedo hacer una mía que, hagan otros algo. ¡Que alguien haga algo!», lanza con su jocosa expresividad.
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