España aterriza en el festival de Toronto de la mano de Cesc Gay

Ricardo Darín y Javier Cámara protagonizan «Truman», el último filme del realizador

España aterriza en el festival de Toronto de la mano de Cesc Gay ABC

MARÍA ESTÉVEZ

Tercer día del Festival de Toronto con la película «Truman», del cineasta español Cesc Gay . La cinta ha sorprendido gratamente en Toronto, donde su director, que la semana próxima estará en San Sebastián, confesó en exclusiva a ABC que está muy contento de su recepción. «Es la tercera vez que vengo y siempre me tratan de maravilla». Gay viene de hablar en un coloquio ante 500 personas. «Aún estoy nervioso. Lo del micrófono no es lo mío, vender es la parte de mi trabajo que menos me gusta».

Lo suyo en realidad es escribir, dirigir y editar con sumo cuidado las historias que cuenta. «En ‘Truman’ he hecho un retrato de la amistad. He querido añadir humor al tema de la muerte, que siempre es duro, dramático. Todos hemos pasado por situaciones similares cuando alguien cercano se nos ha ido». Protagonizada por Ricardo Darín y Javier Cámara , con quienes ya trabajó en «Una pistola en cada mano», «Truman» es un retrato íntimo, durante cuatro intensos días, de la relación entre dos amigos, mientras uno de ellos se enfrenta a una enfermedad terminal. «Cuando escribí el guion no pensé en los actores, porque me habría decepcionado. Como guionista es importante construir los personajes por sí mismos. Pero es verdad que una vez escrito el guion pensé en ellos dos, y tuve la suerte de que les interesó».

La complicidad que el realizador tiene con Cámara y Darín sin duda añade profundidad a la narrativa. «Por un lado es obvio que nos conocemos y eso nos da confianza, algo que en el cine es un elemento importante. Cuando rodamos estamos todos en un lugar muy vulnerable y la confianza te ayuda a pasar por los momentos de duda que surgen. Ricardo y Javier son actores inmensos, pero ‘Truman’ ha sido otro viaje. Ellos han sumado algo al filme que yo solo no hubiera podido hacer». «Truman» , en realidad, es el perro de Julián, el personaje de Darín, la mascota que recibe las emociones que el protagonista esconde de sí mismo.

«No vivo obsesionado con los animales. No he tenido nunca perro porque, desgraciadamente, vivo en un apartamento. Mientras le daba forma al guion estaba buscando algo que diera una continuidad a esos cuatro días y que se alejara del dramatismo que pueda tener una visita a un médico o a una funeraria. Me pareció interesante tener al personaje principal más preocupado por su perro que por él mismo», confiesa el director.

Fue Ricardo Darín quien realmente se hizo cargo del animal durante el rodaje. «Ricardo tuvo un vínculo muy especial con el animal. El sí que es de perros, tiene tres, lo vivió mucho. Al perro lo dirigió Ricardo». La relación entre estos amigos es de absoluta dedicación, al más puro estilo de Don Quijote y Sancho Panza . «Sí. Totalmente. Quise contraponer un poco los dos caracteres, como amigos muchas veces pasa que te complementas y tienes cosas en común y otras no. Para contar esta historia necesitaba que hubiera diferencias importantes». Al final, se pone de relieve que uno tiene más confianza cuando habla por teléfono que cara a cara. «Sin duda. Las cosas que uno dice por teléfono, mensaje o WhatsApp no suelen ser las mismas que frente a frente».

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