Nubes y recortes sobre la BBC, que cierra su tercer canal
El consorcio vive una guerra fría con el Gobierno de Cameron, que lo acusa de izquierdista
Vista a lo lejos, la BBC conserva su marchamo de prestigio. Es uno de los símbolos del poder blando británico, la mayor organización informativa del mundo y sinónimo de producción de calidad. Pero mirada de cerca su fachada presenta grietas: escándalos, problemas de financiación y una guerra fría con el Gobierno conservador , que podría pasarle factura el próximo año, cuando toca revisar su modelo, debido a que muchos prebostes del partido tory creen que el consorcio fue pro-laborista en la campaña electoral del pasado mayo.
Rona Fairhead preside la BBC desde septiembre de 2014, cuando sustituyó al dimisionario Lord Patten, figura del Partido Conservador, del que había sido presidente, y el gobernador que entregó Hong Kong a China. La primera gran decisión de la nueva presidenta ha sido cerrar BBC 3, canal de orientación juvenil, pensado para un público entre 16 y 34 años, que pasará a emitirse solo en formato digital. La decisión se justifica por un ahorro de 30 millones de libras (42,3 millones de euros) y con la explicación de que «el futuro es digital». El canal contaba con 11,2 millones de espectadores por semana y su baja le restará casi un millón de seguidores a la BBC, los que solo la veían por esa cadena.
En diciembre del próximo año toca revistar la norma que rige el funcionamiento de la BBC, la Royal Charter. Es entonces cuando se prevé que Cameron pase factura al supuesto izquierdismo de la BBC, que existe, basta con verla un poco, pero es bastante pulcro para los estándares de manipulación latinos. Otro pecado que se achaca a la BBC es que mira al Reino Unido con ojos demasiado londinenses y cosmopolitas , desdeñando el peso de la Inglaterra profunda y clásica, conservadora.
El mes pasado Cameron nombró ministro de Cultura, Comunicación y Deportes a John Whittingale, que como diputado se había distinguido por su hostilidad al consorcio y había abogado por acabar con el canon que lo sostiene. Su nombramiento fue saludado por la prensa conservadora, muy contraria a la cadena, con un exultante «Cameron, en guerra con la BBC», desmentido con la boca pequeña por el influyente ministro de Industria, Sajid Javid.
La BBC cuenta actualmente un presupuesto anual de 5.640 millones de euros . No ofrece publicidad y costea su inmensa estructura con un canon de 205 euros anuales que deben pagar, so pena de multas severas, todos los residentes en el Reino Unido que utilizan una radio o un televisor. El sistema se ha tornado injusto, porque se da la paradoja que viviendo en Gran Bretaña se pueden ver sus programas vía web sin pagar nada, lo cual es discriminatorio para quienes acceden a los espacios mediante el televisor. En 2010 el Gobierno conservador congeló el canon.
Las nubes se acumulan sobre la BBC. El caso de Jimmy Saville , un brutal depredador sexual que ejerció desde los años 60 como su presentador estrella, fue tapado desde la propia corporación. Un informe del programa «Newsnight» sobre los abusos de Saville fue vetado, lo que costó su puesto a un director general. También se han criticado los sueldos de sus ejecutivos, y sobre todo, las indemnizaciones millonarias, a veces con solo unas semanas de trabajo. Los sueldos han caído un 30% desde 2013 a raíz de aquel escándalo. Su último lío ha sido el cese, tan inevitable como ruinoso, del periodista de motor Jeremy Clarkson , un comunicador xenófobo y racista, apartado por golpear a uno de sus productores. Mantener a Clarkson al frente del afamado «Top Gear» era un desdoro deontológico insostenible. Pero también es cierto que sin él el programa se cayó y la BBC pierde a su gallina de los huevos de oro, con 350 millones de espectadores en un centenar de países.
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