La vida del «Boyhood» español

«La historia de Jan» descubre durante cinco años cómo es la infancia de un niño con síndrome de Down. El relato se cuenta desde dentro, ya que se trata un proyecto de su padre

La vida del «Boyhood» español hoycinema

lucía m. cabanelas

Jan tiene cinco años y síndrome de Down . La noticia trastocó la vida de sus padres al principio. Sorpresa. Lágrimas. No se lo esperaban. «Cuando te lo cuentan cae sobre ti una losa de responsabilidad. Te preguntas si tu vida volverá a ser la misma », cuenta Mónica, la madre del pequeño. Y claro que no lo será, pero eso no quiere decir que sea peor, solo diferente: «No sabes si serás igual de feliz. Y es cierto. No serás igual, yo soy todavía más feliz desde que tengo a mi hijo». Todo cambió cuando lo entendieron.

Un impulso se abrió camino en Bernardo, el padre: la necesidad de transmitir su historia, de contar las luces y sombras de una vida difícil pero grata . Una situación en la que el esfuerzo da sus resultados. Un blog ( www.lahistoriadejan.com ) como terapia, para abrir su corazón al mundo y demostrar que, pese a las dificultades, los miedos se superan, escrito de forma ininterrumpida desde el 14 de diciembre de 2009, cuando un tenaz Bernardo comenzó su otra hazaña, la de expresar, por escrito, cada momento de la vida de su hijo. « Miro a Jan y me lleno de amor. Todo está siendo nuevo para nosotros. De pronto la vida pega un giro y cambia su sentido. Silencio. Emoción. Sólo han pasado tres días desde que nos enteramos de la noticia y ya siento que somos mejores personas», narró en su bitácora. Unos artículos que, desde ese instante, vertebran el guión de esta película documental, «La historia de Jan».

Desde que nació parecía destinado a protagonizar una película , lo lleva en los genes. Su madre Mónica es actriz, y participó en series como « Hospital Central » y « El comisario ». Su padre Bernardo, el impulsor del proyecto, es director y montador de cine. Y Jan... «¿Quién es actor?», le preguntan. «¡Yo soy actor!» , responde él levantando el dedo índice. Pues eso, quien avisa no es traidor. Un niño de cinco años que emula al arcoiris. Melena rubia, ojos azules y gafas rojas, y una sonrisa incansable que ni los flashes del photocall pueden abatir. Nació para ser estrella, y como tal posaba con el vaivén de actores que acudió al Círculo de Bellas Artes de Madrid el pasado 21 de mayo para apoyar la iniciativa. «Ha nacido prácticamente con una cámara al lado. Parece que no están, convive con ellas. Al principio le costaba relacionarse con la gente, pero no con las cámaras. A Jan le fascina verse en la pantalla, es muy fan de sí mismo, tiene una autoestima brutal», cuenta Bernardo, que prácticamente desde ese 9 de noviembre de 2009 en que nació, ha grabado los momentos más importantes de la vida de su hijo.

El padre cree que esta historia puede servir, como hizo con él, para acompañar a otros en sus propias dificultades . Sus ojos todavía brillan cuando se suceden ante él las imágenes que se sabe de memoria después de vivir y observar. Cree que la película va a ser muy emocional, pero también necesaria . Porque para este director quitarle peso a la situación es fundamental, por eso repite tanto la palabra «normalizar». Porque para Bernardo «ver que, aunque cuesten, los logros van llegando puede ayudar a tranquilizar a mucha gente». Por eso piden ayuda mediante un crowdfounding que, en apenas cinco días, ya rebasa los 12.700 euros. Para contribuir con este proyecto basta con hacer click en www.verkami.com y teclear «La historia de Jan».

Una historia contada desde dentro

Igual que en « Boyhood », los protagonistas cambian. La vida deja su huella y la cámara se limita a posar su lente sobre ellos. El pelo de Bernardo es inversamente proporcional al de Jan, por ejemplo. Pero al contrario que la película de Richard Linklater (rodada en 39 días a lo largo de 12 años), «La historia de Jan» es real.

Una cámara que ha grabado el sufrimiento y dolor, pero también las alegrías . Como cuando el 15 de julio de 2012, en la playa, Jan comenzó a gatear por primera vez. O cuando dio sus primeros pasos. O incluso cuando a la ilusión de Bernardo por ver a su hijo jugando al fútbol le acompañaron dos interrogaciones. Pero finalmente pudo y los vídeos lo demuestran. Empezó devolviendo el balón con las manos, como si fuese portero. Pero el espíritu de un jugador de campo pudo más, y ya le envía, como un profesional, los pases con el pie a su padre. Y también lo vive como él, fan incondicional del Atlético de Madrid . Ya lo decían por él sus gafas, el rojo es su color fetiche. «Esto es como un vicio. Así que de vez en cuando, pese a contar ya con muchas imágenes, sigo grabando», cuenta Bernardo. Porque la ilusión de llevar la vida de su hijo a la gran pantalla, «su sueño», se mantiene intacta.

Una historia donde lo importante es el valor de cada instante, de cada momento vivido por un niño con síndrome de Down. Una historia, la de Jan , que podría estar lista a finales de año. Porque, como escribe Bernardo en su blog, ya toca: «Que empiece la película, que se apaguen las luces, y a respirar y disfrutar».

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