El Hormiguero
Pablo Motos, a Cristina Cifuentes: «Me ponen las chicas del PP»
Buen rollo en la visita a «El Hormiguero» de la candidata popular a la Comunidad de Madrid, quien confesó que era «una pena que Albert Rivera no esté en el PP»
«Si me haces trepar o reptar, te mando a la Guardia Civil o a la Policía Nacional y lo solucionamos rápido», comenzó diciendo entre bromas Cristina Cifuentes , ayer, nada más ser presentada por Pablo Motos en « El Hormiguero ». Y es que, la aún delegada de Gobierno de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a las próximas elecciones regionales acudía al programa de Antena 3 para dar a conocer su cara más cercana y desenfadada.
En los 60 minutos que duró el espacio de Antena 3, la participación de Cifuentes trascurrió a modo de zigzag entre comentarios llenos de humor, complicidad y hasta cierto coqueteo, y momentos serios donde se habló de la corrupción, su relación con Pablo Iglesias o Albert Rivera , las promesas electorales y hasta el accidente de coche en el que, según confesó, estuvo «tres veces a punto de morir».
La candidata del PP a la Comunidad de Madrid calificó de «batacazo» el resultado de las recientes elecciones de Andalucía y no dudó en halagar a líder de Ciudadanos: «Rivera es amigo y tengo muy buena relación con él desde hace muchos años. Como persona mi opinión es inmejorable, pero no es objetiva, porque le tengo aprecio y cariño. Y pienso que es un gran político. La pena es que no esté en el Partido Popular, que es donde tendría que estar. Y se lo he dicho en alguna ocasión, pero no me hace caso».
Motera y con cinco tatuajes
Fue entonces cuando el programa dio paso a uno de los momentos más distendidos, donde Pablo Motos declaró que la candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid no respondía a la tradicional imagen del PP, en referencia a sus cinco tatuajes, ser motera, haberse declarado republicana y agnóstica, y estar a favor de la ley de plazos del aborto y el matrimonio gay . «Nunca he tenido problemas por esto en los más de treinta años que llevo en el partido», explicó, antes de dar paso a una especie de flirteo entre bromas.
Cifuentes aseguró que para tener 49 años, Motos estaba «muy bien». El presentador, respondió, sonrojando a la delegada de Gobierno de Madrid: «¿Te confieso una cosa? A mí me gustan las chicas del PP… me ponen». Y Cifuentes recogió el guante: «Lo que se supone que tendría que decir ahora, no lo voy a decir porque se supone que es políticamente incorrecto». Y zanjó Motos, levantando a la audiencia: «No lo digas, pero yo con la mirada ya he notado la química».
«El Hormiguero» se adentró en un sendero más serio, dando paso a sus promesas electorales («voy a prometer solo cosas que pueda cumplir. El programa va a ser un contrato con los electores y, si no se cumple, habrá responsabilidades políticas»), su relación con Esperanza Aguirre («obviamente tenemos nuestras diferencias de criterios, pero es mucho más lo que nos une que lo que nos separa»), la figura de Pablo Iglesias («No se puede pasar de ser comunista y trostkista a socialdemócrata en año y medio. Cuando han visto que Podemos se estaba convirtiendo en una fuerza con expectativas por el descontento de la gente, ellos han ido haciendo un travestismo político para parecer lo que no son») o la corrupción («Yo como ciudadana quiero que haya ya una sentencia. Llevamos ochos años con el Caso Gürtel y otros tres con el de Bárcenas »).
«Me salvaron la vida»
La delegada del Gobierno en Madrid también habló sobre el accidente de tráfico que sufrió en agosto de 2013, que a punto estuvo de costarle la vida. «Llegaron a salvarme la vida hasta en tres ocasiones. La primera en la ambulancia que me llevaba al hospital de La Paz , que tuvo incluso que parar y meter un tubo torácico al pulmón. Luego en urgencias y, la tercera, al tercer o cuarto día de estar en la UCI. A mi familia los médicos incluso la prepararon porque pensaba que no salía», contaba Cifuentes.
A continuación, incluso confesó haberse preparado para morir: «Yo estuve en coma unas dos semanas y en la UCI veinte días, que es la sucursal del infierno. Allí es peor el miedo que el dolor, pero la mezcla de ambos me hizo pensar que me moría. Llegó un momento en el que yo ya quería morirme. Estaba en paz conmigo misma y con el mundo, y estaba preparada para marcharme».
La delegada del Gobierno sufrió una traqueotomía, una docena de fracturas de costillas, heridas en el rostro, el corazón inflamado, un pulmón a un paso de quedar inservible y gran cantidad de heridas, entre otras secuelas. «Me dijeron que podía salir en una silla de ruedas», comentó, y reconoció que, en ocasiones iba al hospital de la Paz a sentarse en un banco para «recordar que los seres humanos son muy pequeños y que tienen que disfrutar la vida al máximo».
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