«Teresa de Jesús», una serie viva en la memoria de los españoles
Este año se cumplen cinco siglos del nacimiento de Santa Teresa y el año pasado se celebraron 30 años del estreno de la miniserie de TVE
«Preferiría que me tragara la tierra. Cuántas veces le pido a Dios que me libre de estas cosas». Se refiere Teresa a levitar y se lo dice a su amiga Juana mientras esta la ayuda a caminar después de un episodio místico en el tercer capítulo de «Teresa de Jesús» (1984). Antes, las monjas castellanas se habían quedado tan pasmadas como las americanas de «La novicia voladora» (1967) cuando Sally Field emprende el vuelo desde la terraza del convento portorriqueño (Field volaba por la toca loca, casi con alerones, y sus 40 kilos).
El año pasado se cumplieron 30 años de «Teresa de Jesús» y, en 2015, cinco siglos del nacimiento de la Santa, razón suficiente, aunque no se necesiten excusas, para traer a estas páginas la ficción seriada que reúne en su escritura a Carmen Martín Gaite, Víctor García de la Concha y Josefina Molina, que también dirige (la primera mujer que obtuvo el título de directora/realizadora en la Escuela Oficial de Cinematografía).
Ver «Teresa de Jesús» es ver lo que fue TVE. Esa TVE que también es la de «Los gozos y las sombras» o «Juncal». Quizá «Cañas y barro» (1978) fue la primera gran ficción nacional. Y «Fortunata y Jacinta» (1980), la primera vez en que un país europeo se interesó por la ficción española. Era una coproducción francesa. Y ya no en el sentido de aquella portada de «La Codorniz» de los años 50 durante el desembarco de los americanos en España: «¡Coproducciones con Hollywood! Los españoles ponemos el co y los americanos la producción!». Es verdad que «Teresa de Jesús» y esas otras series eran cine . Que poco tienen que ver con la actual y consolidada industria televisiva, pero sigue siendo tele de referencia. Como de referencia es la interpretación de Concha Velasco. Mezclaba a la pizpireta chica de la Cruz Roja (o a la chica de Fortuna, provincia de Murcia, de «Historias de la televisión») con la intensidad de la santa. A su lado, la desaparecida Maria Massip, Marina Saura, Manuel de Blas, Miguel Rellán, Chus Lampreave y hasta Gracita Morales (de monja otra vez, tras su sor Citroën).
El ritmo lento del día a día
La miniserie va más allá de una serie histórica cualquiera. Es también una historia de la vida privada de las mujeres, monjas o no. Quizá se deba atribuir a Carmen Martín Gaite ese tono como de «Entre visillos» (de entre conventos). La producción tiene una carga de cotidianeidad integrada de forma extraordinaria con el retrato de la enorme figura religiosa, emprendedora y literaria de la santa de Ávila. En el primer capítulo, con la protagonista enferma y en busca de una curandera que no atiende hasta marzo, Teresa y Juana (María Massip) están sentadas en un porche y se produce un diálogo intrascendente. «Teresa», empieza Juana. «¿Qué?», dice la otra. «Cuéntame algo», termina Juana. En ocho capítulos da tiempo para perderlo en escenas en las que aparentemente no pasa nada. Aunque esa nada aporta tanto como las visiones, las fundaciones o la incomprensión. A su confesor: «No depende de mi voluntad que el Señor se digne a visitarme». Y una de esas monjas malajes que no ve con buenos ojos a la que está a punto de fundar otro convento, cuando una más joven le pregunta si no está a gusto: «Se ve que no, que aquí la distraemos de ser santa».
«Teresa de Jesús» es una maravilla de ocho capítulos, 220 minutos y 200 millones de pesetas. De las que no envejecen, aunque sólo la locución con la que empieza pueda resultar antigua a muchos. Hay que reconocer que algunas escenas son larguísimas o que el ritmo no es el de ahora. Pasa lo mismo con «Arriba y abajo» o «Yo Claudio». De ahora son «Downton Abbey» y «Roma».
Pero igual que vemos películas de Dreyer se puede ver «Teresa de Jesús» (es elogio, no amenaza). Con su vestuario (aunque durante la emisión alguien se quejó de que una capa pluvial no era de ese siglo), con sus escenarios naturales, con su Concha Velasco. La actriz ha dicho alguna vez que no se atrevería a hacer en el teatro los papeles que ya han llevado a escena Nuria Espert o Mary Carrillo. ¿Y alguien se atrevería a hacer de Teresa de Jesús? Ahora en televisión sale Lucía Caram (dominica, argentina, «mosca cojonera»). Cuantas más monjas veo más me gusta Teresa de Jesús. Y Concha Velasco.
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