con abc, este domingo
«Los otros», la obra maestra de Amenábar
Esta película es el resultado del talento de un hombre en estado de gracia. Se puede adquirir este domingo con ABC sin coste adicional
Hasta que se estrene el próximo otoño la última película de Amenábar, «Regresión» , hay que considerar a «Los Otros» como el centro de su diana, aunque sólo sea porque ocupa el lugar estratégico de estar en el medio: «Tesis» y «Abre los ojos» la preceden y «Mar adentro» y «Ágora» la suceden. Una filmografía corta, tan sólo cinco películas en casi veinte años, pero muy equilibrada en género y número. En cuanto al género, ahora se hace evidente que con «Los Otros» Amenábar culminó una primera etapa en la que la intriga y el terror impregnaron cada costura de su construcción cinematográfica.
«Los Otros», en su primera visión por parte del espectador, es una película de intriga y de corte clásico (en sus posteriores visiones, desvelado lo esencial del misterio, adquiere una profundidad romántica y dramática impresionante). El edificio argumental se ciñe a unas coordenadas de tiempo y espacio con férreas ataduras: todo ocurre en una gran mansión y entre contados personajes, una mujer, sus dos hijos pequeños y el escaso personal de servicio. Podría decirse, como apunte argumental, que la trama consiste en la claustrofobia de esa casa con signos de estar encantada, en la que no puede penetrar la luz del día a causa de una rara enfermedad de los niños… No hay más protagonistas, salvo el excelente trabajo de fotografía que hace Javier Aguirresarobe: la claridad y la oscuridad se mueven por el caserón como si fuera agua.
La mágica puesta en escena y el increíble desarrollo de los acontecimientos, que provocan el escalofrío pero no el susto, están acompañados por un inquebrantable respeto al punto de vista, que Amenábar sitúa justo detrás del personaje de la madre, que interpreta Nicole Kidman : la verdad se nos revela al tiempo que a ella, aunque su personaje guarda un secreto, quizá olvidado, y que explosiona en un final mareante, de esos que lo aplastan a uno a la butaca dejándolo allí como un manchón.
Aire hictchcokiano
La piel extraordinaria de esta película, cuyo clima y temperatura la convierten en única, está adornada con la presencia de una Nicole Kidman como nunca se la vio antes ni después, con un aire hictchcokiano y una precisión matemática sobre el control de los sentimientos que sugiere. Una aleación de Grace Kelly y el fantasma de Kim Novak en «Vértigo»… Aún hoy es prodigiosa la atmósfera de cine clásico e imperecedero que consiguió el joven Alejandro Amenábar para narrar una alucinada historia de amores, miedos y soledades más allá de la vida, y maquillarla con la apariencia de película de terror alisado y erizado en varios momentos cumbre.
Aunque las interpretaciones de todos los actores son sublimes y la fotografía de Aguirresarobe es irrepetible, «Los Otros» es el resultado del talento de un hombre en estado de gracia, Alejandro Amenábar, suya es la idea, suyo el guión, suya la dirección y suya también la música. La película fue un hito del cine europeo en todo el mundo, una de esas sorpresas que convirtieron a Amenábar en un santo y seña, consiguió quince candidaturas a los premios Goya de 2001 y ganó ocho de ellas, la de mejor película, guión, dirección, fotografía… El reencuentro ahora con una película como «Los Otros», probablemente desactivada ya la espoleta de su intriga evidente, es una ocasión única para indagar en ese enorme terreno metafórico, trágico y romántico que aún reposa tras el estallido de su sorpresa final.