Vídeo: India cuenta con tres santuarios para osos que eran obligados a bailar en las calles
International Animal Rescue recuerda que desde 2009 ningún plantígrado es víctima de este «cruel abuso» en India, pero pide la colaboración ciudadana para mantener los centros abiertos
En India está prohibido desde 1972 entrenar osos para que bailen en las calles y llamar, así, la atención de los turistas . Sin embargo, tal y como apuntan desde International Animal Rescue , la práctica se ha venido perpetuando hasta bastantes décadas después.
Los osos, explican desde IAR, son capturados en su medio natural y reciben golpes hasta que ejecutan bien los pasos que les enseñan sus captores, que les llegan, incluso, a mutilar, para que los turistas, deseosos de inmortalizar el momento, puedan acercarse lo máximo posible a ellos.
En 2002, IAR, junto a la organización Wildlife SOS, completó la construcción de un santuario de osos en la ciudad de Agra (norte de India): consiguieron rescatar a los seis primeros «osos danzarines» en diciembre de ese año. El proyecto fue cogiendo fuerza, y poco a poco, gracias a las donaciones, en 2009 rescataron a todos los osos que malvivían en las calles de India, se congratulan desde la ONG. En la actualidad hay tres santuarios para ellos en el país. El segundo se encuentra en la ciudad de Bannerghatta (sur) y el tercer centro, en Bhopal (centro).
«Luchamos para que estén sanos y felices. Les proporcionamos comida, refugio y un entorno lo más salvaje posible para que permanezcan física y mentalmente activos . Además les realizamos chequeos veterinarios y dentales periódicos», aseguran desde IAR.
«Desde que rescatamos el último oso bailarín en India, hemos sabido, por distintas investigaciones en curso, que muchos plantígrados han traspasado la frontera de India hacia Nepal, donde siguen siendo víctimas de crueldades y abusos », concluyen desde la ONG.
Hace tres semanas la organización compartía en su perfil en Facebook un vídeo en el que contaban la historia de Alex , un oso rescatado de la calle al que habían perforado la nariz y arrancado los dientes, con la intención de conseguir fondos con los que seguir sosteniendo sus santuarios. Alex «siente pánico cada vez que ve una cámara» , reconocen los autores del clip.