Mujeres indígenas se forman en Ciencias Ambientales para liderar la conservación de la naturaleza

La Fundación BBVA concede su Premio de Actuación Mundial de conservación de la biodiversidad a la fundación paraguaya Moisés Bertoni por su proyecto de Mbaracayú de educación para el desarrollo sostenible

Mujeres indígenas se forman en Ciencias Ambientales para liderar la conservación de la naturaleza FMB

Charo Barroso

Con más de 64 mil hectáreas, la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú constituye uno de los últimos grandes remanentes de bosque subtropical denso y húmedo del Paraguay, y uno de los focos de mayor biodiversidad del planeta. La región alberga medio millar de especies de aves, casi un centenar de mamíferos y una gran cantidad de anfibios, reptiles, peces e insectos. Además, es de las pocas áreas protegidas de especies endémicas o amenazadas como el yaguareté, el puma o el tapir amazónico, y está declarada por la UNESCO como Reserva Mundial de la Biosfera.

Un logro de conservación posible gracias a la Fundación Moisés Bertoni que en 1991 apostó por preservar este entorno contando con las 30.000 personas que en él habitan. A lo largo de estos años han puesto en marcha programas de seguridad alimentaria, de mejora de la producción animal, de reforestación y de conservación de bosques. Yan Speranza, director ejecutivo de la Fundación Moisés Bertoni explica que «en treinta años de trabajo hemos sido capaces de conservar el más importante remanente de bosque virgen de uno de los ecosistemas más amenazados de la región, donde se ha perdido la mayoría de los bosques originales. Entendemos la conservación no solo como protección, sino como parte de un modelo de desarrollo que también implica la creación de valor social y económico. Esto implica un trabajo muy amplio fuera de la Reserva si buscamos conservar a perpetuidad el área protegida ; es un proceso continuo y creativo de valor ambiental, social y económico en el territorio, integrando a todos los actores».

Una escuela en plena naturaleza

Pero su programa estrella es el Centro Educativo Mbaracayú (CEM), puesto en marcha en 2009, y al que asisten, becadas, mujeres jóvenes de la región para que cursen un bachillerato técnico en ciencias ambientales. Un centro educativo que destaca por su multiculturalidad ya que asisten paraguayas, hijas de brasileños asentados en la zona, indígenas Guaraníes y Aché. Esta última la única comunidad indígena a la que se ha reconocido el derecho de utilizar la Reserva como lugar de recolección de frutas y cacería de animales con armas tradicionales.

Todas las jóvenes reciben formación en materias técnicas como educación ambiental, agroecología, economía ambiental, manejo de recursos naturales, meteorología, biología o prácticas en turismo . Para las alumnas, el bosque es su casa, ya que el CEM desarrolla un sistema de internado con periodos de visita a sus hogares.

Speranza señala que «la educación de las mujeres es fundamental para la conservación de la biodiversidad y del bosque. El acceso a la educación es bajo en general, pero las niñas lo sufren más. Por eso nos hemos centrado en las mujeres. Es impresionante ver el efecto que causa la formación en personas que nunca han salido de su centro más inmediato». Entre 2009 y 2017 han obtenido el título de Bachiller Técnico en Ciencias Ambientales unas 250 jóvenes de escasos recursos procedentes de comunidades campesinas e indígenas. Casi la mitad han seguido estudiando en la universidad y un 20% a estudios profesionales.

Modelo educativo autosostenible

Además, este centro busca ser autosostenible a través de un plan de negocios que pone el acento en la agreoecología y el turismo de naturaleza. Así, las alumnas -conjuntamente con docentes y técnicos- gestionan diferentes unidades de negocio como el Mbaracayú Lodge, el alojamiento para visitantes de la Reserva donde planifican y realizan actividades de turismo sostenible dando a conocer la cultura, la artesanía y las tradiciones de las comunidades locales. Además, los ingresos conseguidos gracias a la venta de productos de la zona , como mieles o especias, son también destinados al sostenimiento del Centro Educativo Mbaracayú.

La Fundación BBVA ha querido premiar este proyecto por su apuesta «por frenar la desaparición de los bosques subtropicales y húmedos, en el que ha apostado por la integración de las comunidades locales, promoviendo a través de la educación la participación de las mujeres en la conservación de la biodiversidad».

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