Los Gobiernos europeos deberán decidir su grado de compromiso con la democracia ambiental
Montenegro acoge la sexta reunión del Convenio de Aarhus, que consagra el derecho al acceso a la información, a la participación en la elaboración de leyes y al acceso a la justicia por parte de las ONG que defiendan la naturaleza
Budva (Montenegro) acoge, desde hoy y hasta el 15 de septiembre, la sexta reunión del Convenio de Aarhus , un tratado internacional que consagra el acceso a la información, la participación ciudadana y a la justicia en materia de medio ambiente.
La organización SEO/BirdLife , que analiza la aplicación del convenio en España desde hace años, forma parte de la delegación española en esta cita, que reúne a representantes de 47 países de Europa y Asia Central .
«Aunque fue aprobado en 1998 ( en España entró en vigor en 2004 , cuando fue ratificado), el efectivo cumplimiento de los preceptos del convenio de Aarhus está todavía lejos», aseguran desde la ONG. De hecho, prosiguen, «se detecta un peligroso retroceso en algunos países». En este marco, según SEO/BirdLife, «cobra especial relevancia la postura final de los Estados miembro de la Unión Europea –también signataria del acuerdo- en la conferencia de Budva».
«Aarhus garantiza el derecho de cualquier ciudadano a solicitar información a las administraciones de su país en materia ambiental; y a participar, expresando su opinión y proponiendo ideas, en la elaboración de nuevas leyes ambientales . Además, el acuerdo internacional garantiza que las organizaciones que defienden el medio ambiente tengan acceso a la Justicia. Se trata de tres derechos que aseguran una auténtica democracia ambiental», explica el responsable de Gobernanza Ambiental de SEO/BirdLife, Juan Carlos Atienza, quien participa en el encuentro de Budva.
«En los últimos años, se observa un aumento de las trabas y amenazas a las que se enfrentan quienes defienden el medio ambiente. Casos como el de Berta Cáceres , asesinada en Honduras, alertan de que convenios como el de Aarhus son más necesarios que nunca», concluye Atienza.
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