MAR CARIBE

La historia de un amor a prueba del mortal hongo que amenaza a los anfibios a nivel mundial

Una organización quiere emparejar a los dos últimos ejemplares silvestres de rana gigante que alberga la isla de Montserrat, y que han sobrevivido a la quitridiomicosis, para asegurar la supervivencia de la especie

Los científicos no se explican como el macho y la hembra de rana gigante de Montserrat han resistido la incidencia del hongo que está diezmando la población de anfibios a nivel mundial FONDO DURRELL

NATURAL

Un proyecto liderado por el Fondo para la Conservación de la Vida Silvestre Durrell quiere reunir a los dos últimos ejemplares silvestres de la especie de rana gigante de Montserrat que se conocen, un macho y una hembra. El objetivo último es lograr que se emparejen y reproduzcan con éxito en esta isla del mar Caribe. Algo que no ocurre desde 2009, subrayan los impulsores de la iniciativa.

Los dos ejemplares de rana gigante de Montserrat son los únicos supervivientes de la enfermedad causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis , que se ha convertido en la principal causa de desaparición de los anfibios a nivel mundial.

Se cree que la distancia que separa a ambos ejemplares de rana gigante de Montserrat es de 500 metros , por lo que el equipo de conservacionistas tratará de encontrar primero al macho (a través de la poderosa llamada que éste emite durante la época de apareamiento) y dar con la hembra a continuación. Cuando los animales estén localizados, la idea es trasladar a la hembra al territorio del macho e intentar que ésta permanezca allí dotando al entorno de nidos artificiales.

«La última esperanza pasa por que en los próximos cuatro meses de la temporada de cría y reproducción, los dos se emparejen y nidifiquen, algo que no se ha visto en años en la isla de Montserrat», explica al diario The Guardian , Jeff Dawson, responsable del programa de anfibios del Fondo Durrell, con el que colaboran, entre otros, los zoos de Londres y Chester (Reino Unido) y Hunnebostrand (Suecia).

«Si el macho y la hembra permanecen donde están ahora es probable que no se reproduzcan y mueran por alguna u otra circunstancia. Juntos, al menos, tienen una oportunidad de sobrevivir y salvar su especie », continúa Dawson.

«En un primer momento, nos planteamos traer a Montserrat ejemplares de rana gigante criados en cautividad, pero distintos factores nos hicieron abandonar el plan: el transporte, el estrés que podrían sufrir, así como que se trata de animales que se reproducen con dificultad también en cautividad», enumera el científico.

Dawson no se explica cómo sobrevivieron al hongo estas dos ranas gigantes, pero confía en que su inmunidad natural pueda desarrollar una genética resistente en la futura descendencia: «Sería fantástico a la hora de construir su población en Montserrat, donde cumplen un papel biológico clave , dado que la isla carece de mamíferos terrestres nativos, por lo que estos anfibios ocupan la cúspide de la cadena trófica, alimentándose de insectos y ayudando a los granjeros».

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