INVESTIGACIÓN
Tortugas con músculos de plástico
Un estudio del IDAEA-CSIC y la Universidad de Barcelona muestra por vez primera aditivos químicos asociados al plástico acumulados en músculos de tortugas bobas
El impacto del plástico sobre las especies marinas comienza a no tener límites. Un estudio realizado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y la Universidad de Barcelona muestra por primera vez la acumulación de aditivos químicos asociados al plástico en los tejidos musculares de tortugas marinas del Mediterráneo. A pesar de que ya se conocía el potencial impacto físico negativo de la ingesta de plásticos en esta especie, se desconocía si la contaminación por plásticos afectaba también a nivel químico a través de la acumulación de contaminantes en su organismo. Esta investigación evidencia que las tortugas están expuestas crónicamente a los aditivos químicos asociados al plástico.
«Este estudio demuestra que la contaminación por plásticos no sólo afecta a nivel físico, cuando las tortugas quedan enredadas con la basura plástica o ésta les bloquea el tubo digestivo, sino que también puede afectarlas a nivel químico a través de la acumulación de contaminantes, a pesar de que éstos no se vean a simple vista», declara la investigadora del CSIC Ethel Eljarrat, que lidera el estudio.
El muestreo se realizó entre 2014 y 2017 en las costas catalana y balear con ejemplares de tortuga boba (Caretta caretta), que vive en todos los océanos del mundo. En total se analizaron 19 compuestos químicos asociados a los plásticos que están considerados como disruptores endocrinos, neurotóxicos y posibles cancerígenos. El trabajo, que se publica en Environmental Pollution , evidencia la presencia de plastificantes en las 44 tortugas analizadas, a niveles de concentración que van desde los 6 hasta 100 nanogramos por gramo de músculo. Los ejemplares de tortugas de la costa balear mostraron niveles superiores de plastificantes , lo que puede asociarse a que provienen de la cuenca argelina donde hay mayor presencia de basura plástica en el mar. «Al ingerir basura marina de forma habitual y voluntaria, ya que confunden la basura con comida, l as tortugas marinas son uno de los grupos de animales más expuestos a la contaminación por aditivos plásticos, aunque desconocemos el impacto real de dicha exposición«, concreta el profesor Luis Cardona, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio) y coautor del estudio.
Para identificar las fuentes de contaminación, t ambién se analizaron muestras de la dieta habitual de las tortugas (medusas, calamares y sardinas) así como muestras de la basura marina que las tortugas ingieren, tales como bolsas, tapones, bastoncillos y fragmentos de plásticos flotantes. En todas las muestras se encontraron plastificantes organofosforados. Y aunque la mayoría de los compuestos se detectaron en las tortugas, dieta y basura, algunos de ellos solo estaban presentes en las tortugas y en muestras de basura, lo que demuestra que la ingesta de basura también contribuye a la presencia de estos contaminantes en los tejidos musculares de las tortugas.
En comparación con los estudios realizados en otras especies marinas, como ballenas o delfines, los niveles de aditivos químicos asociados al plástico son superiores en las tortugas bobas. «Por un lado, los plastificantes organofosforados no se biomagnifican a lo largo de la cadena trófica. Y, por otra parte, las tortugas están más expuestas a la basura plástica ya que ingieren macroplásticos, como bolsas, que confunden con medusas, mientras que en las otras especies es más común la ingesta de microplásticos», concluye Eljarrat.