pandemia
El hombre, otra especie amenazada
Los expertos advierten: Hay que prohibir los mercados húmedos, focos de transmisión de nuevos patógenos al hombre
El 70 por ciento de las enfermedades humanas tienen origen zoonótico, son producidas por microorganismos patógenos que se transmiten al hombre a través de una especie animal. Virus y bacterias conviven con nosotros desde siempre y se distribuyen entre las distintas especies sin afectar al ser humano en hábitats bien conservados. Sin embargo, cuando la naturaleza se altera o destruye, se debilitan los ecosistemas naturales y se facilita la propagación de patógenos, aumentando el riesgo de contacto y transmisión al hombre, con los consiguientes efectos negativos sobre la salud.
Así de claro lo deja el informe «Pérdida de naturaleza y pandemias» de WWF, en el que se señala cómo el tráfico de especies, su consumo y contacto directo con restos de animales silvestres nos exponen al contacto con virus u otros patógenos de los que esos animales pueden ser huésped o vector. «Tenemos que creernos y asumir de una vez por todas que la salud de la humanidad depende directamente de la salud del planeta. Igual que debemos invertir más y cuidar al máximo nuestro sistema de salud pública, debemos al mismo tiempo tomarnos en serio la protección de la naturaleza, que es nuestra mayor fuente de bienestar y la mejor defensa posible contra muchas posibles pandemias», señala Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España.
Tráfico de especies
La deforestación, la intensificación agrícola y ganadera, conllevan la destrucción de hábitats y pérdida de biodiversidad, y son factores importantes en la propagacion de zoonosis. «Cuando se destruye una selva o un bosque, lo que estamos es alterando las complejas cadenas o relaciones que existen entre los distintos animales y seres vivos que mantienen estos patógenos y virus controlados. También al adentrarse en estos lugares para realizar cualquier actividad o capturar un animal, el riesgo de entrar en contacto con un patógeno es mayor, como ha ocurrido por ejemplo con el ébola», explica uno de los autores del informe, Luis Suárez, coordinador de conservación en WWF España.
Este experto pone también el acento en el tráfico de especies.: «Es un factor de alto riesgo. Capturar los animales y transportarlos a miles de kilómetros a mercados donde se venden de manera ilegal y clandestina, y donde se mezclan animales vivos y muertos de distintas especies, es algo que propicia la proliferación de patógenos entre ellas y hacia el hombre». Además, el informe señala que el cambio climático está amplificando las principales amenazas que afectan a la biodiversidad y favorece la expansión de virus y bacterias, o de sus vectores, facilitando la aparición de especies en nuevas áreas donde pueden llevar enfermedades antes desconocidas o desaparecidas.
«La propagación de esta enfermedad no es culpa de los animales, sino de lo que hacemos con ellos, con el ecosistema en el que viven y de cómo los juntamos y manipulamos de manera desconsiderada y cruel en un ambiente artificial», señala en un artículo de su web la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (Faada). Y uno de los lugares más crueles son los mercados de vida silvestre, también llamados «húmedos», donde los animales se suelen sacrificar frente a los clientes después de ser sacados de sus jaulas en condiciones deplorables. «Son de sollados enviando un cóctel de microorganismos al aire. La exposición a gotitas respiratorias, heces o fluidos corporales de animales, o de cadáveres y carne cruda, brinda muchas oportunidades para que nuevas cepas de virus infecten a los humanos», puntualizan.
Pandemias al peso
Son ya unas cuantas las epidemias virales que han surgido en China y que han tenido su foco en estos mercados. En 2003 el SRAS se transmitió de un murciélago a un mamífero salvaje, la civeta, cuya carne es considerada un auténtico manjar. El Gobierno chino trata ahora de prevenir la aparición de otras zoonosis mediante el cierre de mercados como el de Wuhan, donde se venden vivos o troceados todo tipo de animales: perros, serpientes, cocodrilos, lobos, civetas, ratas, koalas... la lista es larga... más de un centenar de carne de diferentes animales, muchos de ellos protegidos y de venta ilegal. Sin embargo, no ha vetado otra gran vía de contacto entre humanos y animales salvajes: el comercio de animales para su uso en la medicina tradicional. Asociaciones conservacionistas y expertos llevan décadas exigiendo el fin de estos mercados, que venden animales procedentes del tráfico de especies y que no solo ponen en riesgo la salud humana, sino la supervivencia de estas especies; y recuerdan que este tráfico es la segunda mayor amenaza para la biodiversidad mundial, después de la destrucción del hábitat.
«Es necesario poner fin a estos mercados de una vez por todas para salvar vidas y evitar que se repita una crisis sanitaria, social y económica como la que estamos experimentando en la actualidad en todo el mundo», señala Christy Williams, directora regional del programa Asia-Pacífico de WWF. Para ello ha anunciado que su organización apoyará a todos aquellos gobiernos locales que apuesten por su prohibición con toda su experiencia técnica y de conservación. Marco Lambertini, director de WWF Internacional sentencia: «Es hora de conectar los puntos entre el comercio de vida silvestre, la degradación ambiental y los riesgos para la salud humana»