OCÉANO ATLÁNTICO
Pesca de arrastre: los motivos científicos que explican por qué debería prohibirse a más de 600 metros
Afecta a especies particularmente vulnerables, como tiburones y rayas, y el valor comercial del pescado capturado se reduce
Limitar la pesca de arrastre a una profundidad máxima de 600 metros podría ser una estrategia eficaz que se ajustaría a las necesidades de la legislación europea, explica Joanna Clarke, de la Universidad de Glasgow , en un estudio publicado en la revista Current Biology a partir del análisis de las capturas de peces realizadas por buques de arrastre en aguas profundas del Atlántico nororiental.
En julio de 2012 la Comisión Europea presentó una propuesta para sustituir el fallido reglamento de pesca en aguas profundas en el Atlántico nororiental, explican desde la Coalición para la Conservación del Mar Profundo (DSCC).
Los 28 ministros de pesca de la Unión Europea (UE) todavía no han adoptado una posición, a pesar de que el Parlamento Europeo votó el nuevo reglamento en diciembre de 2013 . Luxemburgo, que ostenta la presidencia de la UE, ha indicado que la negociación de una decisión del Consejo sobre dicha legislación es una prioridad y se ha previsto que las negociaciones se retomen en septiembre partiendo de un borrador que incluye un límite de profundidad para la prohibición de la pesca de arrastre de fondo y la pesca con redes de enmalle.
«La principal conclusión que se deriva de nuestros hallazgos es que la tendencia que se observa en la composición de la captura en la horquilla de 600 a 800 metros demuestra que los impactos ecológicos colaterales aumentan de forma significativa mientras que la ganancia por unidad desciende: se reduce el valor comercial del pescado capturado. Faenar a más profundidad causa cada vez más daño, a cambio de un beneficio que se va reduciendo, pues el porcentaje de capturas accesorias y descartes aumenta de manera exponencial. Sin emabrgo, parece que sí se obtendrían mejoras muy específicas con vista a la conservación de las especies estableciendo un límite de profundidad de unos 600 metros; sobre todo en el caso de aquellas aprticularmente vulnerables, como los tiburones y las rayas», concluye en la principal autora del estudio antes citado.
Esta semana se reúnen funcionarios de la UE para ponderar la aprobación de una nueva legislación comunitaria sobre la gestión de pesquerías en aguas profundas.
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