El transporte público, sin dinero del Estado cuando más lo necesita: «No tenemos el apoyo que merecemos»
Miguel Ruiz, presidente de la asociación Atuc, defiende que son el mejor aliado contra la contaminación, y pide aumentar la inversión estatal del 7 al 14%. «Las ciudades serán sostenibles si somos capaces de hacer un transporte público a la altura. Y de pagarlo, claro», asegura
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En plena ofensiva política contra el vehículo privado, su principal alternativa, el transporte público, se siente olvidado e infrafinanciado. Así lo considera Miguel Ruiz , presidente de la Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitanos (ATUC) , que critica que el primer borrador de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica « no tiene ninguna consideración por el transporte colectivo » y no le ofrece «la presencia que se merece».
Ayer, en un acto en Madrid con representantes de los cuatro principales partidos, ATUC solicitó que la futura Ley de Financiación del Transporte Público, prevista para este trimestre, indexe los fondos para su financiación al crecimiento del PIB . La asociación considera esta legislación clave para terminar con la instrumentalización política y con las desigualdades regionales: algunas ciudades reciben 0,05 euros por habitante del Estado, y otras superan los 20 euros. Más al detalle, Barcelona obtendrá si se aprueban los Presupuestos 40 millones más, mientras que la partida para Madrid está congelada desde 2011.
Ruiz, cuya asociación agrupa a las principales empresas municipales de transporte del país, y a gigantes privados como Alsa, considera «un mazazo» el olvido del ministerio de Teresa Ribera, ya que recuerda el papel clave del sector para ayudar a reducir las emisiones. No solo por las intensas inversiones realizadas en los últimos años para adquirir vehículos eléctricos, hìbridos o de combustión más modernos y menos contaminantes, sino por su carácter compartido y colectivo. «Cualquier persona que se desplace en un Euro2, estará contaminando menos que otra que use el vehículo privado».
La paradoja es que fruto de esta futura Ley prevén una mayor carga de trabajo , entre otras cosas porque contempla la creación de zonas de bajas emisiones similares a Madrid Central en las principales ciudades españolas. En total, más de 150 núcleos de población estarán obligados a restringir el tráfico privado. Pero como defiende, «las ciudades serán sostenibles si somos capaces de hacer un transporte público a la altura. Y de pagarlo, claro».
Y es que el bolsillo también escuece al sector. Se quejan de que desde 2011 las subvenciones se han recortado un 27% . El Estado, dicen, ya solo sufraga un 7% del coste total, cuando tradicionalmente cubría hasta un tercio del billete. Según Atuc, debería elevar su inversión al menos hasta el 14%.
Parte del problema es que nuestro país, a diferencia de otros del entorno, carece de una Ley de Financiación del Transporte Público que establezca los mecanismos necesarios, distribuya los recursos y permita a las empresas del sector realizar inversiones a largo plazo. «En Francia y Alemania las hay desde hace 40 años», destaca Ruiz. Sin embargo, se trata de un problema con fecha próxima de resolución, ya que está previsto que se aborde una nueva legislación este trimestre, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el PNV.
Para abordar dichas inversiones el sector se mira en el espejo francés, que detrae un pequeño porcentaje del sueldo de cada trabajador, y en el alemán, que grava el litro de combustible con una pequeña tasa. Este segundo ejemplo es el que estaría más cerca de aplicarse en España, aprovechando la equiparación impositiva del litro de diésel al de la gasolina que prevé aprobar el Ejecutivo de Pedro Sánchez en los Presupuestos Generales de 2019. Algo para lo que han constatado la buena sintonía del ministerio de Hacienda.
Innovación
Un empuje financiero que consideran necesario para adoptar nuevas tecnologías de propulsión, más eficientes. En este sentido, destaca Ruiz que varias ciudades españolas ya se encuentran probando sistemas de carga por inducción para buses eléctricos, o mediante pantógrafos en las paradas, una técnica que recuerda vagamente a los antiguos trolebuses. « Todas las EMT de España están investigando », dice.
También quieren liderar la adopción de nuevas tecnologías de conducción autónoma. Málaga, cuya empresa municipal de transportes también preside Ruiz, inaugurará este otoño la primera línea de buses autónomos de España, que conectará el puerto con el centro de la ciudad. «El transporte coletivo está al mismo nivel que el automóvil en automatización», resalta.
Al mismo tiempo, Atuc se está abriendo a nuevas formas de transporte, como las bicicletas urbanas o el carsharing, al que decidieron abrir la puerta en la última asamblea. «Imaginamos un modelo de movilidad sin fisuras, un billete único que incluya bicis, carsharing o autobús», asegura.