Por qué querrás que el cuero de aceituna o el corcho vistan a tu próximo coche

Los nuevos materiales de origen vegetal o de segunda vida buscan cubrir los gustos de un comprador mucho más concienciado con el medio ambiente

Unai Mezcua

El automóvil afronta el reto mayúsculo de minimizar su impacto medioambiental. La electrificación es la punta de lanza de una verdadera revolución, de la que no quiere quedar al margen el interior de los propios vehículos, que se dota de nuevos materiales para seducir a un cliente cada vez más concienciado con el medio ambiente.

Skoda, por ejemplo, introducirá el cuero de aceituna como tapizado interior de su nuevo SUV eléctrico, el Enyaq. Tesla ya ofrece su Model 3, Model S y Model X con tapicerías de cuero vegano, esto es, sin origen animal. Y Mazda ha adoptado el corcho como material insignia para su primer eléctrico, el MX-30, con lo que busca rendir homenaje a su nacimiento, hace un siglo, como proveedor y tratante de este material.

Interior del nuevo Skoda Enyaq

«El corcho viene de la herencia de Mazda», explica María Greger, responsable de materiales y colores de Mazda Motor Europa. Procedente de alcornoques portugueses, recibe un tratamiento de resina que asegura un tacto suave y mullido y, más importante, su durabilidad, un aspecto clave en la introducción de nuevos materiales. Y es que el principal obstáculo, afirman los expertos, es el elevado nivel de resistencia que deben presentar los materiales utilizados . Deben mantenerse en condiciones óptimas durante toda la vida del vehículo, que en España, de media, ronda los doce años, y aguantar frío y calor intensos. «Si el cliente está satisfecho, lo podremos usar en mas coches en el futuro», avanza Greger, que desgrana otros guiños medioambientales presentes en el MX-30, como el uso de botellas recicladas para, por ejemplo, recubrir los paneles de las puertas.

Hacia el coche 100% ECO

Los vehículos eléctricos suponen el campo de pruebas ideal para los nuevos materiales. Y no solo porque su comprador se presuma como más concienciado con el medio ambiente. «Dan más libertad, tienen más espacio y diferentes volúmenes y proporciones», señala Klaus Bischoff, responsable de diseño del grupo Volkswagen. De ahí, por ejemplo, la línea distintiva del nuevo ID.3, el primer coche cuya producción es neutra en emisiones de CO2 de Volkswagen –gracias, entre otras cosas, al uso de materiales reciclados–. «Los eléctricos son un campo vacío, como los coches autónomos», explica.

Interior con corcho del nuevo Mazda MX-30

Con la nueva conciencia medioambiental, materiales tradicionales de origen natural, como la madera, pueden adquirir un nuevo significado. Un ejemplo es el utilitario eléctrico BMW i3, que incorpora madera de eucalipto y roble en el salpicadero certificada FSC , es decir, de origen sostenible, además de lana en los asientos. Pero también pueden tener un papel los materiales sintéticos de nuevo cuño también permiten reducir notablemente la huella medioambiental. Un ejemplo es el revolucionario SuperFabric, empleado por el McLaren GT en su tapicería. Al ser muy resistente a rasgaduras, manchas y humedad, su vida útil es muy prolongada –tres veces mayor que los materiales convencionales–, haciendo innecesario su reemplazo. Además, su producción no requiere de agua ni de químicos tóxicos.

El avance en nuevos materiales ha sido enorme en los últimos años gracias sobre todo al avance en las resinas. Y su potencial, dicen los expertos, se está incrementando gracias a la aplicación de materiales de origen biológico y reciclados. En 2017, un grupo de estudiantes de la universidad de Eindhoven ya consiguió construir un coche elaborado en un 90% con bio-composite, un material formado por resina y fibras naturales. El vehículo, llamado Lina , fue certificado por la Autoridad Holandesa de Vehículos como capaz de llevar a cuatro personas, y participó en el reñido Eco-Marathon de Sell para demostrar su eficiencia.

«Creo que en el futuro se podrá hacer un coche cien por cien con materiales ecológicos, pero el camino es aún largo », asegura María Greger. «Quizá las próximas generaciones requieran más a la industria del automovil, y pidan coches más ecológicos», concluye Greger, que considera que los nuevos compradores serán «mucho más críticos» al comprar un vehículo».

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