BMW

Historias de un viejo Porsche en las calles de Bombay

El único 356 SC que se conoce en India es propiedad de un dueño enamorado que mima con extremado celo una escultura rodante capaz de sorprender allá donde va

Madrid Actualizado: Guardar
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Los rascacielos de Bombay (India) se elevan hasta acariciar el cielo, como los sueños, aspiraciones, ambiciones y esperanzas de sus doce millones de habitantes. Al igual que todas las grandes metrópolis, Bombay nunca duerme, pero de cuando en cuando se toma un respiro.

Y es entonces cuando los dedos de los peatones apuntan mientras sus bocas y ojos se abren como platos, volviendo la cabeza. Entran en acción los teléfonos con cámara para captar el paso de un automóvil veterano de sonido inconfundible con motor en la trasera. Es bajito y de dimensiones compactas, y sobresale, claro, entre la marea de Maruti Suzuki ¡Parece un platillo volante de una civilización extraterrestre!

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El viejo Porsche beige deja incluso a la policía de tráfico gesticulando.

Mientras, el cansado conductor de un taxi negro y amarillo, un ama de casa agobiada, un ejecutivo estresado... Incluso el autobús lleno de escolares ruidosos: todos se quedan en silencio al verlo pasar.

Arte sobre ruedas

En una ciudad tan tumultuosa, pocas cosas sorprenden, pero ésta es una de ellas. Es algo completamente diferente: probablemente el único 356 SC que queda en India. Y eso que el país alberga un increíble número de coches clásicos, con colecciones privadas nutridas de ejemplares construidos bajo las especificaciones de maharajás extraordinariamente ricos. Pero este Porsche de 1965 con motor bóxer no es de procedencia india y mucho menos de origen real. Llegó aquí de la mano de su actual propietario, Rajendra Kumar Jain, o Raj para los amigos.

Raj vive y trabaja en Londres, y es titular de la tarjeta OCI, sinónimo de ciudadanía india de ultramar. Un estatus oficial para los ciudadanos que residen fuera del país. Uno de ellos es Raj, que para más señas tiene pasaporte británico.

El coche le encontró

Raj tiene un amigo comerciante de arte, antigüedades, relojes de colección, objetos curiosos y valiosos con tienda en Bond Street, en el exclusivo barrio londinense de Mayfair. De ahí su afición a los objetos curiosos.

En realidad, Raj no buscaba un 356. El coche le encontró a él. "Fue karma", dice con entrecortado acento británico. Estaba destinado a ser así. En algún momento, a principios de los 90, vagaba por los pasillos de Christie's, la famosa casa de subastas. Entró por casualidad en la habitación equivocada. "Y allí vi este hermoso automóvil, impecable". Fue en subasta sin reserva, es decir, sin mínimo de puja. "Instintivamente levanté la mano y me hice con él por menos de 1.000 libras. Una ganga, incluso entonces!

Rara avis

En lugar de aparcar el coche cerca de su casa, en el sur de Kensington, lo envió a Bombay. Por lo general, viaja hasta allí dos veces al año por negocios y a visitar a su familia; ahora también para conducir el Porsche.

No es el primer 356 en la India. Se dice que el maharajá de Sawantwadi tuvo uno de pre-serie hace décadas. Viejas fotografías lo muestran claramente, pero parece haber desaparecido, por lo que Raj se considera el dueño del único 356 en la zona.

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Como cualquier ave exótica, el coche se nutre de mimos y atención. Para mantenerlo en buen estado de funcionamiento, Raj solicitaba los servicios a domicilio de Barry Curtis, un reconocido especialista británico en 356. Curtis acudía cada dos años a casa de Raj y trabajaba con el coche en su garaje, bien equipado. "Barry revisaba el motor, limpiaba cada parte, cada tuerca y tornillo, y luego lo reconstruía", asegura Jain.

"Instalé aire acondicionado para que trabajase cómodo, incluso cuando hacía mucho calor fuera". Pero hace dos años Barry falleció. El coche parece añorarle, porque a veces se niega a arrancar. Como anécdota, las siglas de Barry figuran sobre el capó trasero, en la zona de la parrilla cromada.

Crisol de lenguas y religiones

Con una sonrisa en los labios, Raj se sumerge en el organizado caos de tráfico en Bombay a los mandos del coche. Para cualquier persona nueva en este crisol de religiones, idiomas y culturas, la ciudad puede parecer desconcertante. Pero su magia se apodera pronto del visitante como antes hiciese con los residentes.

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Raj conduce el 356 de 95 CV con evidente placer, mientras atrae toda la atención. Abandona las ruidosas calles principales y entra en una serie de carriles arbolados con pequeñas y adornadas tiendas de té. Solo cuando cae el sol las cabezas dejan de girar a su paso; poco después, el Porsche 356 SC vuelve al garaje. Raj lo contempla durante minutos e incluso toma asiento frente a él. "Este coche era para mí".

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