Fórmula E: el certamen que nació en una servilleta

Mismo chasis, mismas baterías, mismos neumáticos, sólo cambia el motor

J. R. Alonso

Seis ediciones, doce escuderías, veinticuatro coches, veinticuatro pilotos, dieciséis carreras y tres boings para el transporte de material son algunos de los números de partida de la séptima edición de la Fórmula E, que en la edición 2021 tendrá la consideración de campeonato del mundo por primera vez.

Un reconocimiento que dice mucho del buena hacer de una aventura iniciada con la firma en una servilleta en un restaurante parisino en el año 2011 entre Alejandro Agag y el presidente de la FIA, Jean Todt . En la cena se hablaba de cómo la Comisión Europea quería apoyar el crecimiento del vehículo eléctrico algo en lo que Jean Todt coincidía, porque quería que la «movilidad limpia» fuera parte de su legado al frente de la FIA. Sobre la marcha, Agag escribió en esa servilleta que habría que organizar un campeonato de coches eléctricos. También apuntó que debía conocer el estado de la tecnología, que también era la ruta que estaba siguiendo la industria , y que las carreras tendrían que celebrarse en entornos urbanos. De aquellos apuntes nació la Fórmula E, que llega en 2021 a sus séptima edición, que comenzará en Santiago de Chile el 16 de enero.

La Fórmula E ha comenzado la cuenta atrás en el circuito de Cheste en Valencia con los test de las escuderías para ajustar los monoplazas de cara a la competición.

Los coches eléctricos son mecánicamente más simples que uno de combustión. El reto está en conseguir un aprovechamiento óptimo de la energía porque su talón de Aquiles está en su dependencia de las baterías para empujar el vehículo. Unas baterías que hoy por hoy son pesadas y muy caras. Las grandes marcas, conscientes de esas limitaciones, buscan respuestas en la Fórmula E, que se ha convertido en el banco de pruebas para encontrar mejoras en cuestiones como la autonomía, los motores, las baterías o la frenada regenerativa para recuperar energía en la batería durante la marcha.

No hay mucha diferencia entre un Fórmula E y un coche eléctrico de los que se están comercializando actualmente. Comparten casi todo, es un motor eléctrico, una batería y un generador. En la competición los monoplazas salen con la batería cargada al cien por cien y los pilotos saben que a lo largo de la prueban pueden conseguir regenerar un 15% de la energía gracias a la frenada, algo que también haces los vehículos eléctricos convencionales.

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