Determina cuánta vida le queda al embrague de tu coche
Sustituir esta pieza del vehículo puede costar desde 700 a más de 2.000 euros
Aunque lo usemos a diario, tenemos tan automatizado conducir un coche que nunca nos preguntamos por el funcionamiento de los elementos que lo componen . Un ejemplo es algo tan básico como el embrague, que sí sabemos para qué se utiliza. Se trata de un elemento mecánico que transmite la potencia del motor a la propia caja de cambios del vehículo y permite que, de forma manual, se pueda separar o unir el giro del motor del coche a la transmisión, liberando así el movimiento hacia las ruedas motrices si en ese momento hay una marcha engranada.
En la duración del embrague influye mucho tanto el fabricante y la calidad del embrague como el uso y tipo de conducción que tengamos. En el primer caso, suele soportar hasta 300.000 kilómetros, de lo contrario, apenas durará 100.000 kilómetros. Si quieres alargar la vida de este componente será clave evita pisar el embrague al mismo tiempo que el acelerador. Nada de empezar a acelerar con el embrague todavía pisado. Además, conviene evitar prácticas como subir el coche al bordillo o salir de un semáforo con un gran acelerón, a menos que quieras afrontar el alto coste de un embrague nuevo.
Su precio, como mínimo, suele estar entre los 700 u 800 euros , en el caso de los vehículos más sencillos, pero si hablamos de un familiar la cifra sube hasta los 1.000 o 1.200 euros; y todavía más a los propietarios de berlinas o SUV medios, que estará entre 1.600 y 1.800 euros. Finalmente, más de 2.000 euros tendrán que asumir los conductores de modelos de prestigio o especiamente potentes. Eso sí, a estas tarifas habrá que añadir un sobrecoste que rondará los 300 o 400 euros si tu coche posee un embrague bimasa, esto es, con dos volantes de inercia en lugar de uno.
Desde La Verdad explican que existe un truco que te llevará apenas diez segundos de tu tiempo. Aplícalo y descubrirás si el fin de la vida de tu embrague se está aproximando. Detén tu vehículo en una zona llana, con el motor arrancado, embraga y mete la marcha más larga (quinta, sexta, ...). Después suelta el pedal de golpe. El vehículo debe calarse inmediatamente y si no lo hiciera significa que va siendo hora de que cambies el embrague, ya que el disco de este ha comenzado a patinar.
Hay otros síntomas que acompañan al patinaje del embrague. Por ejemplo, el motor se revoluciona más de lo debido cuando aceleramos, el coche gana velocidad con una proporcionalidad menor o en pendientes pronunciadas el coche no puede avanzar. Esto ocurre cuando el embrague ya no puede transmitir de manera tan directa la potencia entre las ruedas y el motor porque se resbala. Así, una parte de los caballos se difumina en ese rozamiento y no llega a aplicarse en las ruedas.