Cuándo debes cambiar la correa de distribución del coche
Es la causa del 50% de daños en vehículos de más de cinco años, una avería que puede salir muy cara
La correa de distribución es uno de los elementos mecánicos más importantes de cualquier coche, ya sea de motor diésel o gasolina , puesto que es la encargada de la correcta sincronización entre los mecanismos y las piezas que conforman el motor. Por ello, un fallo en esta pieza puede provocar una reacción en cadena que destroce por completo todo el sistema , y sustituir y reparar cualquier avería relacionada con este componente es de las más laboriosas para el taller y de las más caras. En concreto, el precio medio del cambio del kit de distribución en España se sitúa en 386,20 euros , como mínimo, lo que supondría un buen golpe a nuestro bolsillo.
Por lo tanto, aunque su vida útil varía en función del fabricante, al ser un elemento que tiende al desgaste con el fin de evitar que se rompa de forma imprevista, lo ideal es cambiar la correa de distribución al alcanzar entre los 80.000 y 150.000 kilómetros, o bien cada 10 años , según Confortauto Hankook Masters . No obstante, es preciso considerar que el kilometraje o periodicidad establecida en el manual del vehículo puede verse modificado por el estilo de conducción y el entorno por el que circula. Con una inspección visual por parte de un técnico especializado bastará para detectar su estado. Si está desgastada, agrietada o ha perdido su color, es mejor remplazarla de forma preventiva. También es preciso comprobar periódicamente que tenga la tensión adecuada , ya que si no es correcta, las diversas piezas móviles accionadas podrían interferir entre sí.
Si la correa de distribución está a punto de romperse, esta no dejará que los cilindros trabajen en los tiempos adecuados y haya fallos en la ignición. Otros de los síntomas que nos avisarán de que es necesaria su sustitución es si detectamos fugas de aceite, combustible o del líquido refrigerante, ruidos extraños en la transmisión, temblor excesivo del motor, dificultad al arrancar, excesiva emisión de gases, o problemas para mantener el coche arrancado. El fallo de este componente requiere de una sustitución inmediata por parte de un profesional, puesto que de su buen funcionamiento dependerá el correcto desempeño del motor.
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