Cómo evitar que los amortiguadores en mal estado te amarguen las vacaciones
Es recomendable revisar su estado cada 20.000 kilómetros y sustituirlos a partir de los 80.000 kilómetros, momento en el que han perdido gran parte de sus prestaciones
Los amortiguadores, como parte del sistema de suspensión del vehículo junto con los neumáticos y muelles, son los responsables de mantener el vehículo en contacto permanente con la carretera. Por lo tanto, su mantenimiento en buen estado es muy importante para un correcto frenado durante la conducción . «Un solo amortiguador desgastado puede aumentar la distancia de frenado hasta 2 metros, lo que diferencia una frenada segura de un posible accidente», subrayan desde Sernauto , la asociación española de proveedores de automoción.
Este aumento de la distancia de frenado se debe a que, al frenar, por la inercia de la velocidad y el peso del vehículo, los amortiguadores desgastados no estabilizan la carrocería . Esto provoca que los neumáticos pierdan el contacto con la carretera y se produzca una disminución de la tracción y el control, ocasionando que la distancia de frenado sea mayor. En términos generales, con unos amortiguadores en mal estado, la distancia de frenado aumenta hasta un 20 por ciento, dependiendo de la velocidad, de los sistemas del vehículo y del pavimento. Esta distancia puede llegar a alcanzar los 6 metros en velocidades de hasta 80 kilómetros por hora.
Por este motivo, ¿Qué ocurre si no se sustituyen cuando toca? Al igual que muchas piezas de los coches, los amortiguadores se desgastan con el tiempo. Una vez que ese desgaste empieza a afectar a su rendimiento, «los talleres recomendarán siempre reemplazar la pieza desgastada para restablecer la conducción y la maniobrabilidad del vehículo», destacan desde ASETRA , la Asociación de Talleres de Madrid. En este sentido, el automovilista debe tener claro que, si decide esperar para realizar la revisión de los amortiguadores, «estará poniendo en riesgo la capacidad de frenar, dirigir y mantener la estabilidad de su coche, algo que pondrá en situación de riesgo tanto a los ocupantes de su vehículo como al resto de usuarios de la vía por la que esté circulando«.
Las principales consecuencias de conducir con amortiguadores desgastados son diversas:
- Reducción de la eficacia de los frenos : Los amortiguadores desgastados pueden tener un efecto adverso sobre el rendimiento de los frenos. La distancia de frenado del vehículo puede aumentar, lo que puede resultar crucial en una frenada de emergencia. También supone un mayor riesgo de patinar en carreteras mojadas y/o húmedas.
- Desgaste prematuro de los neumáticos : Aunque el desgaste de la banda de rodadura de los neumáticos sea normal, también podría ser una consecuencia directa del desgaste de los amortiguadores. Por ello, se recomienda revisar atentamente los neumáticos y si presentan signos de ahuecamiento o desgaste acelerado, es posible que se haya reducido la capacidad de los amortiguadores para ayudar a mantenerlos en contacto con la carretera, lo cual podría generar un problema de seguridad (especialmente en carreteras mojadas, con mayor riesgo de aquaplaning).
- Pérdida de maniobrabilidad y control : Conducir con los amortiguadores averiados tiene un efecto directo en la capacidad para controlar el vehículo desde el volante. El conductor notará que el coche rebota excesivamente, oscila o se balancea abruptamente al realizar un giro, o que pierde el control cuando lo sacude el viento lateral.
- Mayor desgaste en otras piezas de la suspensión : Por ultimo, los amortiguadores desgastados pueden tener un efecto negativo sobre los componentes relacionados de la dirección, los frenos y la suspensión. A medida que los amortiguadores se desgastan, permiten un mayor movimiento de la suspensión, lo que hace que otros componentes del sistema, así como de los frenos, sufran los mismos efectos. Este deterioro adicional puede hacer que estas piezas se desgasten con mayor rapidez, lo que muy probablemente derivará en gastos de reparación adicionales.
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