Las atípicas vacaciones en coche eléctrico del patrón de Volkswagen
Herbert Diess recorre Italia con su hija a bordo de un ID.3 para demostrar que se puede viajar con vehículos de cero emisiones
La intimidad familiar de los directivos del DAX 30 suele ser un territorio blindado. Sus vacaciones de verano también. Pero el presidente de Volkswagen, Herbert Diess, publica sin pudor en las redes sociales el viaje por carretera que está haciendo con su hija a través de Italia . « Lo estamos pasando muy bien . Desconectar del trabajo durante dos o tres semanas, tomar distancia, es algo muy beneficioso», comenta. Pero no es cierto que esté desconectando por completo. Detrás de este destape se oculta la intención de implicarse al máximo en la promoción de los coches eléctricos. No es por casualidad que el automóvil protagonista de esta road movie sea un ID.3 y Diess parece empeñado en demostrar que, no importa lo lejos que quieras viajar, un coche eléctrico puede llevarte hasta tu solado destino.
Caro es la más pequeña de los tres hijos del CEO de Volkswagen y, al igual que sus hermanos, estudia ingeniería industrial enfocada al automóvil. Fiel al espíritu de su generación, abandera la lucha contra el cambio climático y se ha prestado gustosa a esta nueva forma de publicidad de marca, en la que un directivo con su experiencia personal demuestra la confianza en los modelos propios. A sus 61 años, Diess confiesa que requiere cierto grado de comodidad en los viajes y asegura que su ID.3 se la proporciona, entre idílicas fotos de la Toscana y de platos de pasta al dente.
Con sus 500 kilómetros de autonomía, no parece haber planteado problemas de escala ni repostaje, aunque ni Diess ni su hija hacen comentario alguno acerca de la velocidad a la que han ido cubriendo las etapas del trayecto, pues el modelo ofrece esa independencia en catálogo solamente «a velocidad moderada». Tampoco han dado explicaciones sobre por qué la ruta termina en Gardasee, a 400 kilómetros de su domicilio en Múnich, detalle que ha despertado comentarios jocosos en las redes. «Con un depósito de gasolina o diésel podrían haber podido llegar a casa», cauteriza un usuario. Otro se pregunta si llevaban un mecánico en el asiento trasero.
En todo caso, se les ve felices. Diess no puede ser más claro en su apuesta por la movilidad eléctrica y en su compromiso por acercarse a los potenciales clientes desde otras perspectivas, dada la escasa eficacia de la publicidad tradicional. Y no resulta fácil. No hace mucho que se sentó en un debate televisado con la líder del movimiento Fridays for Future en Alemania, Lisa Neubauer, de la que tuvo que escuchar frases tan crudas como verdaderas. Lisa acusó a la industria alemana del automóvil de ir por detrás de la del resto del mundo. «Si yo me comprase hoy un coche eléctrico, seguramente sería americano o asiático», le espetó en la cara, mientras Diess hacía alarde de paciencia y comprensión ante una generación que ya no atiende a los parámetros en los que hasta ahora se movía comercialmente el sector.
Vokswagen tiene puestas grandes esperanzas en el lanzamiento del ID.3 en la modalidad de renting online, con el que inaugura una nueva estrategia de ventas, más adaptada a los milenials, dispuestos a hacerse con un coche por Internet y sin siquiera acercarse a los concesionarios. Pero su fuente de ingresos no es esta, sino el bestseller Golf, cuyos problemas de software siguen sin ser superados. Si el 70% de los modelos sale puntualmente de las cadenas de ensamblaje de Wolfsburg, el Golg alcanza solo el 30%. Mientras Diess planificaba su viaje eléctrico a través de los Alpes, el Renault Clio adelantaba al VW Golf como coche más vendido en junio en Europa, con 37.119 y 24.474 unidades respectivamente.