Las piezas más caras y que más se rompen del coche
Las visitas al taller son algo que todo conductor pretende evitar y más cuando el componente a reparar es especialmente caro. Tomar una serie de precauciones y poder reconocer a tiempo una avería es imprescindible para reducir la factura. Estas recomendaciones te ayudarán a prevenir el desgaste de aquellas piezas del vehículo que son más caras de sustituir
Actualizado: GuardarLas visitas al taller son algo que todo conductor pretende evitar y más cuando el componente a reparar es especialmente caro. Tomar una serie de precauciones y poder reconocer a tiempo una avería es imprescindible para reducir la factura. Estas recomendaciones te ayudarán a prevenir el desgaste de aquellas piezas del vehículo que son más caras de sustituir
12345Válvula ERG
La válvula ERG (Exhaust Gas Recirculation) es un sistema de recirculación de los gases del escape de los vehículos, que controla y registra el nivel de óxido de nitrógeno (NOx). Se encuentra ubicada entre el colector de admisión y el escape, ejerciendo de comunicador para que parte de los gases vuelvan a la cámara de combustión a través del colector, y se vuelvan a quemar. Este proceso genera un descenso en la temperatura de combustión que disminuye las emisiones de NOx.
Al estar expuesta a tan elevadas temperaturas, la acumulación de la carbonilla y el hollín que generan los gases al quemarse, es una de las principales causas de acería de la válvula ERG. Otra de los motivos de avería más común son los restos de aceite provocados por el desgaste del cojinete, la obstrucción de los tubos del turbo o fallos en el sistema de purga del cigüeñal. Tener los inyectores o los filtros de aire y de combustión sucios o en mal estado, también dificulta la recirculación de los gases dañando la válvula EGR.
Los síntomas más habituales para detectar el mal funcionamiento de la válvula EGR son: disfunción en el arranque, tirones, alto consumo de combustible, ahogamiento del motor, exceso de humos y falta de potencia. Cambiar la válvula EGR es una de las reparaciones más costosas del vehículo, y su precio oscila entre los 300 euros las más baratas a los 1200 euros que pueden llegar a costar las más caras.
El turbo
El turbo es un sistema de sobrealimentación que comprime el aire que llega al motor, enviando más cantidad de oxígeno para mezclar con el carburante, así al aumentar la cantidad de material que entra en combustión se obtiene un pico extra de potencia. El turbo se componen de una turbina -que gira gracias a los gases procedentes del escape- cuyo eje coaxial se fija a un compresor centrífugo que recoge el aire, y lo introduce a presión en los cilindros del motor.
La mayoría de los problemas que sufre el turbo están directamente relacionados con fallos en la lubricación: calidad insuficiente y cantidad errónea de aceite; así como por un exceso de carbonilla en sus conductos, que lo obstruye y limita su funcionamiento. El precio de un turbo nuevo varía entre 800 y 1400 euros, por lo que una rápida detección de problemas es imprescindible.
Las principales averías que producen la rotura del turbo por orden de probabilidad son: el desgaste del carrete debido a la velocidad y temperatura que soporta el eje, y que genera un humo azul en el escape; la holgura del eje, que se desequilibra y roza los extremos de la turbina del turbo produciendo ruidos anormales cuando este se activa; la geometría variable agarrotada que produce una pérdida de presión en el turbo y que enciende la luz de fallo del motor; y fallos en la válvula de descarga que disminuye las prestaciones del turbo.
El catalizador
El catalizador forma parte del sistema de escape del vehículo y su función es reducir la contaminación que generan los gases tras su combustión. Es un elemento clave ya que su buen funcionamiento permite disminuir la repercusión medioambiental de los vehículos. Se encuentra situado entre el tubo de escape y el silenciador trasero y cuenta con una estructura cerámica e forma de panal fabricada en platino y paladio. El catalizador transforma los gases mediante una reacción química desencadenada por las altas temperaturas, que convierte los hidrocarburos en dióxido de carbono (CO2).
Su vida útil suele rondar los 120.000 km y para su correcto mantenimiento es necesario revisar periódicamente el vehículo, así como comprobar el estado de distintos componentes del motor como las bujías, el filtro de aire, o la sonda lambda que se encarga de regular la mezcla de combustibles. Podemos percibir fallos en el carburador si notamos falta de potencia, que el coche se cale excesivas veces, ruidos metálicos en la parte inferior del vehículo o la salida de humo denso y con olor extraño de los escapes.
Cambiar el catalizador suele costar más de 200 euros debido a los materiales empleados en su fabricación, el platino y el paladio, además el sustituto debe cumplir con las características técnicas del motor y su instalación debe realizarse de acuerdo a las especificaciones del fabricante, lo que encarece y dificulta el proceso de sustitución.
El embrague
El embrague es el encargado de transmitir la potencia del motor hasta la caja de cambios, permitiendo realizar el cambio de marchas a la vez que absorbe las sacudidas de la transmisión. Además de ser uno de los componentes más importantes del vehículo pues separa y une el giro del motor a la transmisión para liberar el movimiento hacia las ruedas, también es de los que más averías sufre. La sustitución del embrague y su instalación es un proceso complicado, y su precio oscila, dependiendo del modelo del vehículo, desde los 500 hasta los 1300 euros.
El funcionamiento del embrague es un proceso complejo y se completa de la siguiente manera: del volante de inercia llega el movimiento cuando el disco del embrague se acopla mediante el eje principal. Después la maza del embrague ejerce presión sobre el disco para que transmitir la potencia del motor a las ruedas. El último componente del embrague que entra en acción es el collarín de empuje, que se encarga de acoplar o separar el disco cada vez se pisa el pedal. Como se puede comprobar, el disco del embrague soporta una gran fricción y desgaste al estar en contacto con los demás elementos del embrague.
Para detectar posibles averías en el embrague hay que prestar atención a los ruidos que se producen al embragar, pues pueden indicarnos qué es lo que está fallando. Si se escucha un rozamiento al embragar esto puede implicar que el mando de transmisión esta mal ajustado o que el embrague ha sido mal instalado. Si al mantenerlo pisado el pedal cruje, probablemente la rótula de la horquilla esté desgastada, si por el contrario se escucha un sonido similar al de un grillo, el culpable será el rodamiento de empuje del embrague. Cuando el ruido aumenta al pisar lentamente el pedal, habrá que reemplazar el collarín. Si detectamos dificultades al desembragar significará que el amortiguador del disco se ha desgastado por completo, cosa que sucede por embragar a altas revoluciones.
Para que el embrague dure más tiempo y en buenas condiciones hay que evitar mantener el pie apoyado constantemente en el pedal para no activarlo innecesariamente, previniendo así un rápido desgaste. También es recomendable no cambiar de marcha bruscamente ni a elevadas revoluciones para no forzar el sistema.
Los inyectores
Los inyectores son unas electroválvulas encargadas de suministrar la cantidad exacta de combustible que necesita el motor. Forman parte del sistema de inyección del vehículo, que consta de una bomba de desplazamiento que se encarga de proporcionar el carburante al ciclo de compresión del motor, valiéndose para ello de los émbolos que van unidos a cada inyector o cilindro del motor.
Por lo tanto, los inyectores se activan millones de veces, y su reacción debe ser muy precisa para que no haya ni fugas ni goteos de combustible, y éste se distribuya de la forma adecuada al régimen de funcionamiento de cada motor.
Dada la complejidad e importancia del sistema de inyección, alrededor del 14% de las averías más complejas y costosas están relacionadas con los inyectores del vehículo. Las causas más comunes de avería son el desgaste natural, el uso de combustible de baja calidad y, en menor medida, un mal mantenimiento del vehículo como apurar los filtros en exceso, circular demasiado tiempo en la reserva del depósito de combustible o un exceso de agua en el motor.
Reparar y sustituir los inyectores tiene un coste medio de 25o euros en los motores de gasolina, y de 500 euros en los diésel, más la mano de obra. Para evitar las averías en los inyectores lo más recomendable es cambiar el filtro de combustible como mínimo cada 30.000 Km (con un coste de unos 30€), y utilizar aditivos limpia-inyectores que evitan la obstrucción de los mismos.