BMW
X7 xDrive 40i: Un transatlántico hecho para viajar
BMW comenzó el pasado marzo la comercialización de una de sus principales apuestas en los últimos años: el nuevo X7. Se trata de un todocamino o SAV (Sport Activity Vehicle, según lo denomina la marca) con capacidad para hasta siete pasajeros, de 5,15 metros de longitud. Tanto sus dimensiones -tan solo el Serie 7 en versión de carrocería larga mide más- como en su oferta tecnológica y refinamiento interior lo sitúan en la cúspide de la oferta de producto del fabricante bávaro.
Todo en el X7 está pensado para ofrecer el máximo confort posible de marcha. El nivel de aislamiento del habitáculo es muy alto, hasta el punto de que resulta fácil comprobar que se circula a una velocidad mayor de lo esperado cuando se consulta el cuadro de instrumentación (digital de 12,3 pulgadas). La suspensión, muy blanda, mantiene al conductor y a los pasajeros al margen del estado del asfalto; y la altura libre al suelo (hasta 221 milímetros) así como la posición sobreelevada de los asientos ofrece una vista dominante del entorno que refuerza la sensación de bienestar, propia por lo demás de una berlina de representación.
En el exterior, el rasgo dominante son los enormes riñones frontales, marca de la casa, así como las líneas cuadradas destinadas a dotar al habitáculo de la mayor habitabilidad posible. En nuestra unidad de prueba destacan asimismo las grandes llantas opcionales de 22 pulgadas, incluidas en el paquete deportivo M (7.100 euros) que, pese a sus dimensiones, no comprometen de forma perceptible la conducción.
Tras ellas, los frenos M (677 euros) de color azul dotan al modelo de un cierto aspecto deportivo -al igual que los dobles escapes traseros cromados- aunque no son mera decoración, puesto que permiten detener de forma bastante rauda un conjunto que asciende hasta los 2.395 kilogramos, pasajeros aparte.
Cabe insistir, no obstante, en que se trata de un modelo concebido eminentemente no para una conducción ágil, sino para realizar viajes largos. Eso no implica, sin embargo, que no se pueda conducir rápido, puesto que el motor de nuestra unidad, gasolina de seis cilindros en línea de 340CV -la oferta mecánica la completan dos diésel de 265 y 400CV-, lo permite de sobra, siempre que el conductor tenga en cuenta, en especial al afrontar las curvas (dos extras, el diferencial autoblocante M Sport y las barras estabilizadoras, pueden facilitar la tarea), lo que tiene entre las manos.
También llama al confort la transmisión automática de ocho velocidades de convertidor de par, tan eficaz y suave que invita poco a usar el modo manual, así como las leves diferencias apreciables al elegir el modo Sport en el selector del árbol central -fundamentalmente, una respuesta algo más agil del motor y unas transiciones ligeramente más rápidas entre velocidades-; uno de los cuatro modos disponibles en la consola central, junto a Comfort, Eco Pro (desactiva el motor cuando no se está utilizando para recortar el consumo hasta un 25%) y Adaptative.
En materia de consumos, el propulsor gasolina homologa, según el ciclo WLTP, unos 11,2 litros a los cien kilómetros a velocidad media. Un consumo que, en nuestra prueba, con abundante autovía y poco recorrido urbano, ha rondado más bien los doce.
Todas las versiones comercializadas en España, incluida la nuestra, se ofrecen con una suspensión adaptativa que permite variar en hasta ochenta milímetros la altura del vehículo. Se trata de una funcionalidad útil para afrontar pistas algo rotas (el X7 no es un todoterreno, pero su altura, la tracción total y asistentes como el Control de Descenso en Pendiente le dan cierto margen, y además existe un paquete opcional con facilidades para circular sobre tierra, arena o nieve) pero también para acceder al interior o facilitar la carga y descarga del maletero. A través de la llave-pantalla del vehículo, se puede activar un «acceso confort» que rebaja dicha altura.
Esta llave, por cierto, se puede recargar tanto en el hueco destinado al teléfono móvil en el salpicadero (no a la vez) o mediante una toma USB convencional (no tipo C). En una semana de uso, la batería de la misma ha descendido aproximadamente un 40%, sin que hayamos comprobado si se puede acceder al vehículo con la batería apagada (un hueco en el árbol de dirección permite ver que sí se puede arrancar sin batería).
En el interior, la calidad de los materiales utilizados es muy alta. El cuero Merino de los asientos carece de la más mínima imperfección, mientras que los pilares están forrados con Alcántara, y en el salpicadero y en el túnel central abunda la madera lacada. El acabado en cristal opcional de la palanca de cambio (CraftedClarity, de 800 euros), el mando iDrive que controla el infoentretenimiento (su pantalla, de 12,3 pulgadas, también puede manejarse de forma táctil) y el botón de arranque refuerzan la sensación de encontrarse ante un vehículo exclusivo. Muy de agradecer es también la función de refrigeración o calefacción del portabebidas, que funciona bien ante ambas necesidades.
Los asientos delanteros, en nuestro caso, de confort con ajuste eléctrico y soporte lumbar -dos extras que suman 1.770 euros pero que resultan muy recomendables-, y función de masaje, son notablemente cómodos. También es confortable circular en la segunda fila de asientos, que en el caso de nuestra unidad era una banqueta partida; pudiéndose optar por dos asientos individuales de confort idéntidos a los delanteros (y pudiendo también elegirse un sistema de infoentretenimiento dedicado con dos pantallas táctiles de 10,2 pulgadas, HDMI y lector de Blu-Ray y DVD). En la tercera fila, mientras tanto, el espacio es más reducido: una persona de un metro setenta puede viajar en ellos, pero se sentirá demasiado aprisionado por la fila delantera. Lo que sí se nota, no obstante, es que el X7 está concebido para darles uso, e incluyen detalles poco habituales, como posavasos y una ventana dedicada del techo de cristal triple.
Una ventaja reseñable es que dos botones permiten alterar totalmente la configuración de los asientos. Un botón en el respaldo de la segunda fila permite acceder a las plazas de la tercera -para lo que hay que contorsionarse un poco-, mientras que otra hilera de botones se pueden abatir todos los asientos para incrementar al máximo el espacio de carga, que con los siete asientos es de tan solo 326 litros.
Merece la pena, llegado a este punto, insistir en las notables dimensiones del X7. En marcha no suponen un gran problema, primero por la mencionada altura de los asientos. Pero también, en nuestro caso, por la dirección activa integral opcional (1.538 euros), que se demuestra como el extra más imprescindible de todos. Por debajo de 60 kilómetros por hora, las ruedas delanteras y traseras giran en direcciones opuestas, lo que permite reducir el radio de giro y mejorar el paso por curva; mientras que por encima de esa velocidad ayudan al cambiar de carril -para comodidad de los pasajeros traseros-.
Ahora bien, su longitud supone un problema de cara a elegir un estacionamiento, puesto que incluso bien estacionado, en línea, es habitual que sobresalga el morro o la zaga; mientras que su anchura también puede suponer un riesgo añadido de ser golpeado por las puertas abiertas de otros coches aparcados. El sistema de aparcamiento autónomo, así como la cámara opcional de vista cenital, minimizan estos inconvenientes; al igual que el novedoso Reversing Assistant, ofrecido también en el nuevo Serie 3, que permite al vehículo recorrer por sí solo en sentido inverso los últimos 40 metros de trayecto (útil, por ejemplo, para salir de un parking angosto).
Mención aparte merece también el excelente funcionamiento del sistema de infoentretenimiento Live Cockpit con sistema operativo BMW 7.0, que permite, al igual que otros modelos como el nuevo Serie3, el control gestual de comandos como el volumen. También funciona muy bien el Intelligent Personal Assistant, puesto que interpreta perfectamente comandos emitidos en lenguaje natural, como “cuánta autonomía le queda al depósito”. Hasta tal punto de que es capaz de indicar bien, a la primera, una dirección incluso habiéndose equivocado el conductor a mitad de la orden, corrigiéndo sobre la marcha. También impecables son las ópticas laser opcionales BMW Laserlight, heredadas del Serie 7, que permiten iluminar hasta a 600 metros de distancia.
En materia de asistentes a la conducción, puede decirse que incluye todos los existentes actualmente. El paquete Driving Assistant Professional agrupa, entre otros, un programador de velocidad activo con arranque y parada en atascos -quizá algo lento de reacciones-, así como mantenimiento de carril. Opcionalmente, también un asistente de cambio de carril que desplaza al vehículo si el conductor acciona el intermitente correspondiente.