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¿Octavia Combi o Scout? Ésa es la cuestión

El familiar medio checo es un soberbio automóvil disponible hasta en versión SUV ligero. Aquí comparamos los Octavia Combi y Scout para constatar que la aventura no sale barata...

Madrid Actualizado: Guardar
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Pocos vehículos de los llamados generalistas, o menos exclusivos, reúnen tantas virtudes como el familiar Skoda Octavia Combi. Cierto: la marca checa lleva a término su eslogan «Simply Clever», fabricando coches «inteligentes» a los que cuesta «sacar punta».

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Es así en este automóvil, de alrededor de 4,70 metros de largo (bastante), con una espaciosidad interior de primera (llegado el caso, apta para acomodar holgadamente a 5 adultos) y un descomunal maletero que, venciendo los respaldos traseros, permite acometer una mudanza doméstica, merced a sus proverbiales 1.740 litros.

Eso sí, los Skoda no son baratos como hace años. Lógico: se fabrican bajo el rigor y la última tecnología de Volkswagen. De hecho, un Octavia como nuestro protagonista comparte mucho con el actual Golf, si bien las puertas (las traseras, enormes) se aprecian menos contundentes al cerrar, y hay elementos, como las luces halógenas de cortesía, superadas por LED en muchos rivales.

Dicho esto, aporta una diversidad de soluciones prácticas y sencillas, como un porta móviles o iPod de goma, una pequeña papelera desmontable, porta ticket de aparcamiento sobre el parabrisas, rasqueta de hielo en el interior de la tapa del depósito… Hasta el portón de este familiar puede ser motorizado, como en la versión tope de gama analizada Laurin&Klement, que no se priva ni de alumbrado xenón ni de tapizado mixto cuero/Alcántara.

El maltetero del Octavia Combi es descomunal: algo más de 1.700 litros
El maltetero del Octavia Combi es descomunal: algo más de 1.700 litros

Este nivel, con cambio automático DSG (un prodigio de eficacia) y motor diésel de 150 CV (solvente, aún sin ser un «misil») acerca la factura a 30.000 euros. Pues bien, por unos 2.000 euros más podemos hacernos con la versión campera del modelo, el Scout, con el mismo motor pero cambio manual de seis marchas y tracción 4x4.

Sus prestaciones son algo peores y el consumo levemente mayor (alrededor de medio litro, con una media real de 6,7 l/100 km). Es más, su dinámica, efectiva, acusa en curvas un centro de gravedad más elevado, consecuencia de la adaptación del coche a la circulación por pistas.

Impecable presentación interior y un puesto al volante muy ergonómico
Impecable presentación interior y un puesto al volante muy ergonómico

En este último terreno, el Scout se defiende de primera: lleva hasta un modo de conducción con control de descensos que modula los controles de tracción y estabilidad para afrontar largos y acusados desniveles sin tocar el freno.

Solo penalizan unos neumáticos sobre todo de asfalto, que patinan en barrizales. Pero es una buena solución para quien demande un modelo capaz de adentrarse por territorio hostil, por ejemplo para arrastrar una lancha desde la orilla, a cambio, claro, de una contundente factura que se dispara 7.000 euros igualdando motor y cambio con un Octavia Combi «a secas». Quizá demasiado, sobre todo en puertas del nuevo todocamino de la marca checa.

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