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MINI Cabrio Cooper S, pide sol

No supone una revolución sobre su predecesor, pero aporta lo suficiente para verse y sentirse nuevo por completo.

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Es más rápido, eficiente y seguro, y también más esbelto. Una maravilla en esta versión, claro está, a cambio de una contundente factura de 33.100 euros

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  1. Más depurado

    La esencia del nuevo MINI Cabrio no entraña una revolución sobre lo visto en las 2 generaciones precedentes ( véase vídeo pinchando en este enlace). Pero, ojo, se trata de un modelo totalmente nuevo, basado en la última generación del exclusivo y caprichoso (aquí, si cabe, más aún) utilitario inglés.

    Esto supone, por ejemplo, la ausencia de arcos traseros de seguridad, los clásicos anillos cromados antihundimiento en caso de vuelco que antes quedaban a la vista y que ahora peranecen ocultos (saltan en caso de necesidad).

    El coche es y se siente tan o más robusto que de costumbre, y también ligeramente más grande, aunque no por mucho: 3,82 metros de largo, 1,73 de ancho y 1,42 metros de alto.

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    Las 2 plazas traseras siguen siendo muy justas en sentido longitudinal para todo aquel que no sea un niño o un chaval de corta edad, salvo que adelantemos mucho las butacas delanteras; y su respaldo tira a vertical. En todo caso, no les falta altura y están ahí, de modo que sacarán de muchos apuros.

    Sobre todo, ha ganado maletero, ahora de 215 litros con la capota puesta. A la cavidad se accede venciendo la portezuela trasera hacia debajo (pieza que soporta unos 80 kilos). La boca resultante es pequeña, pero el espacio para equipajes no tanto. De hecho, sirve para los enseres de una pareja para una escapada de fin de semana, siempre que la idea no sea irse con el baúl de La Piquer...

    Además, y como antes, el nuevo MINI Cabrio permite mover ligeramente la pieza que cubre el maletero hacia arriba, para facilitar las operaciones de carga/descarga. Y, de nuevo, perpetúa el abatimiento de los respaldos traseros en piezas simétricas, muy útil para meter un objeto más o menos largo.

  2. Caprichoso desorden

    El puesto de conducción del nuevo MINI Cabrio es el conocido del resto de la gama. Una de las señas identitarias de la renacida MINI que, si bien desperdiga muchos mandos y pulsadores aquí y allá, tiene su encanto, gusta a los compradores del coche y sigue presente edición tras edicion. Además, se le acaba cogiendo el aire y, al final, todo aparece con relativa facilidad y una buena dosis de intuición.

    En conjunto, la disposicion al volante, de gruesa empuñadura, muy deportiva, y la fisionomía del asiento determina una marcha cómoda y ergonómica, más allá de tallas o corpulencias.

    Sin embargo, y como pasa en casi todos los descapotables, la visibilidad hacia detras es muy limitada, sobre todo a techo quitado: la capota queda plegada sobre la zaga e incomoda (mucho) ver qué llevamos detrás, y desde luego maniobrar o recular.

    No nos convence el sistema que regula los asientos delanteros, sobre todo la inclinación del respaldo, asociado al mecanismo de abatimiento: es fácil que no vuelva a su sitio y el final toca una y otra vez andar ajustándolos.

    Eso sí, se aprecia una ganancia en términos de calidad, antes muy buena y ahora todavía mejor. Plásticos, guarnecidos y ensamblajes brillan a gran nivel, como por otra parte se espera de un modelo fabricado en la órbita BMW.

  3. Sobre raíles

    La capota de lona de nuestro protagonista pliega y despliega en una veintena de segundos. Mantiene la solución tipo techo solar (se recoge 40 cm) que permite abrirla sobre los ocupantes delanteros.

    Además, se puede practicar incluso en marcha, siempre a muy baja velocidad, y de igual modo abrirla o cerrarla a coche aparcado y a distancia, desde el mando remoto de apertura/contacto.

    También como antes, el MINI Cabrio hace gala de una innegable robustez. Cierto, con el cielo por techo, yendo fuertes y pisando baches (como pasa en casi cualquier descapotable), se perciben ciertas vibraciones transversales (sobre todo, en el volante) y algún que otro crujidito.

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    Pero el balance es sólido y suficientemente monolítico. Una delicia para ir rápido, porque para variar este nuevo MINI sigue haciendo gala de esa guiada conducción con maneras dinámicas tipo kart que tanto gustan a sus clientes y que tanto envidian algunos competidores.

    Su dirección es rapidísima, sus frenos tan mordaces como resistentes y el cambio manual (lo hay automático en opción), una delicia por tacto técnico, corto y preciso. En fin, es un coche bien planteado para disfrutar conduciendo, aquí con la melena suelta.

  4. Rabia lineal

    La mecánica de la unidad probada, Cooper S, se corresponde con un bloque de 2 litros turbo de 4 cilindros que eroga 192 CV, junto a un par máximo de 300 Nm que, de paso, entrega a poco más de 1.200 vueltas.

    Es decir, su empuje es tremendo en todo momento, lineal pero muy intenso, ya desde la puesta en marcha. Y como cabe imaginar su capacidad para ganar velocidad cuando la pierde (reprís), por ejemplo para adelantar, prodigiosa.

    Hay que pensar que esos casi 200 CV mueven menos de 1.400 kg de coche (exactamente 1.370 kg). Nada mal para tratarse de un coche utilitario, ¿verdad? Valgan un par de datos más: logra 228 km/h de velocidad punta y pasa de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos, lo que está muy bien.

    En cuanto al gasto, anuncia un promedio de 5,6 l/100 km (se corresponde con emisiones de CO2 cifradas en 131 g/km), pero en la práctica lo habitual es moverse en 8 l/100 km, que son unos 10 l/100 km circulando en tráfico pesado o yendo con ganas sobre el acelerador. Mejor no engañarse con optimismos...

  5. Tailor made

    Aunque en general el nuevo MINI Cabrio aporta los elementos de equipación imprescindibles (llantas de aleación de 16 pulgadas, climatizador bizona, faros LED...) la lista de opcionales ofrecida es tan extensa que obliga a armarse de paciencia y casi de valor (amén de a preparar a modo la cartera) para determinar qué más podemos necesitar.

    Sin ir más lejos, el encendido automático de luces se agrupa en un pack de 1.000 euros junto al volante multifunción y el limpiaparabrisas también automático, el Bluetooth cuesta 400 euros, la cámara para ir marcha atrás (muy interesante por lo limitada de la visibilidad hacia ese ángulo) 450 euros, el navegador un mínimo de 850 euros, las llantas de 17 pulgadas 650 euros (le hacen bastante más llamativo, como las de 18 de las imágenes, que al menos son 1.200 euros), la alarma (interesante en un coche que alguna vez aparcaremos desdapotado) 350 euros, el derivabrisas posterior 300 euros más, el tapizado de piel de las imágenes unos 1.700 euros...

    En fin, y eso por no entrar a detalles propiamente decorativos, como las molduras del cuadro lacadas en negro (100 euros), la línea cromada interior (150 euros más), los adhesivos blancos de capó (125 euros), la pintura de las imágenes Lapisluxury Blue (900 euros), la línea cromada exterior (otra vez 150 euros)...

  6. En conclusión: un serio juguete

    El balance final del nuevo MINI Cabrio es de lo más favorable. ¿Caprichoso? Sin duda, pero tambien con un innegable (y hasta envidiable) sentido práctico tratándose, como es, de un automóvil de menos de 4 metros de largo.

    En la renacida MINI, los primeros modelos eran nerviosos y peleones, con una suspensión dura incompatible con el a menudo lamentable estado de las vías patrias. Por fortuna, el paso del tiempo a dulcificado el planteamiento.

    Sigue siendo un coche más o menos exigente para llevarlo rápido. Por ejemplo, lo rápido de su direccion lo mete en curvas como un vector, a la menor insinuación sobre el volante, pero también obliga a ciertas correcciones direccionales yendo rápido.

    Quizá el público más adulto no casebien con él, por mucho que en los lugares más exclusivos de países como Estados Unidos cause sensación, precisamente, entre clientes adinerados de edad avanzada.

    En todo caso, es un producto de elevadísimo valor residual, cualitativamente hecho a conciencia, rápido con el motor probado (y no particularmente sediento) y exclusivo hasta decir basta, más aún si recurrimos a su interminable y gravosa carta de elementos opcionales, capaz de especificar un MINI Cabrio sin igual.

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