Skoda Octavia, así ha mejorado la cuarta generación de la berlina checa
En la era de los SUV, no deja de ser sorprendente que una berlina siga suponiendo el 25% de las ventas de una marca. Pero el Octavia, que precisamente este 2020 cumple 60 años, ofrece grandes atributos, mejorados ahora en su cuarta generación, que ya hemos podido probar. Y que viene aderezada, por supuesto, con 25 atributos « Simply Clever », destinados a hacer más sencilla la vida de sus ocupantes, como la rueda de repuesto retráctil o el bolsillo dedicado para el teléfono móvil en las plazas traseras
La gran baza del Octavia, además de su buena relación calidad precio, es su espacio interior . Resulta asombroso lo bien aprovechado que está el habitáculo, donde se ha ganado, por ejemplo, cinco milímetros más para las rodillas de los pasajeros de los asientos traseros, que ahora disponen de 78 milímetros. También se ha incrementado, aunque parecía difícil, el volúmen del maletero, que ha subido 10 litros en la berlina y 30 en la versión familiar o Combi, hasta los 600 y 640, respectivamente.
A primera vista el salto en calidad es notable . Lo avanza ya un diseño más fresco, con una línea coupé para la carrocería berlina -más elegante-, faros más afilados (ahora son LED delante y detrás de serie) y barras de techo de nuevo diseño para la carrocería Combi, que refuerzan sus dimensiones exteriores.
Y es que parece que ha crecido más de lo que, en realidad, lo ha hecho. Con el metro en la mano, ha ganado 19 milímetros más de longitud en la carrocería hatchback y 22 en la familiar y Combi, alcanzando ambas los 4,68 metros. También ha crecido a lo ancho, 15 milímetros, lo que ha servido para dotarle de mayor aplomo en la dinámica que, según hemos podido comprobar, es impecable.
Por nuestras manos ha pasado una unidad en carrocería Combi impulsada por el ya conocido motor gasolina 1.5 TSI de 150CV del grupo Volkswagen, asociado a un cambio manual de seis velocidades de recorridos muy precisos y bastante cortos -también puede asociarse a un cambio automático DSG-.
Dicho motor demuestra un comportamiento muy solvente y resultará sin duda más que suficiente para la inmensa mayoría de conductores, como ha vuelto a demostrar en un tramo con abundantes desniveles por la sierra de Madrid, eso sí, con el vehículo vacío. Nos ha sorprendido, eso sí, su bajo consumo en unas condiciones nada idóneas para rebajar las métricas, con un intenso calor que obligó a hacer uso de la climatización: unos 6,3 litros a los cien, cerca de los 5,6 que homologa (la climatización bien puede haber supuesto 0,4 litros en estas condiciones). Su respuesta se puede modular gracias al selector de modos de conducción, en función de si se busca consumos, confort o dinamismo.
La paleta mecánica del Octavia es grande, no en potencias pero sí en tecnologías: varía entre los 110 y los 204CV , aunque se puede elegir entre GNC, microhibridación y, por supuesto, gasolina y diésel, además de la opción iV híbrida enchufable, con 55 kilómetros de autonomía eléctrica. Se pueden asociar a cajas manuales de seis velocidades o a la automática DSG de 7, que ahora es de tipo «shift-by-wire», esto es, electrónica, lo que permite agilizar los tiempos de respuesta y también sustituir la tradicional palanca por un mando mucho más pequeño, reforzando la sensación de espacio.
En el interior, la presencia es buena, y los ajustes también . Al menos en nuestra unidad, con el acabado más refinado, Style, 2.400 euros más costoso que el estándar Ambition. En septiembre llegará uno más básico, Active, pensado para flotas, además de las versiones Sport, Scout y RS.
El volante puede ser de dos radios , muy estilizado, o de tres. Los asientos son confortables y el recubrimiento textil del salpicadero, de tipo escalonado, resulta agradable al tacto y a la vista. Se agradece también el head-up display, que debuta por primera vez en un modelo de Skoda, que se proyecta directamente sobre el salpicadero y ofrece una visión nítida de la velocidad y la navegación. En marcha, el aislamiento ha mejorado, aunque aún existe camino por recorrer. En este sentido, Skoda ofrece como opción unas ventanillas acústicas delanteras , que refuerzan el aislamiento.
De otro lado, el cuadro digital Virtual Cockpit, de 10,25 pulgadas, es de serie en todos los acabados, y aunque su visualización es clara, las pantallas resultan algo espartanas en comparación con otros modelos de la familia Volkswagen. En materia de infoentretenimiento, destaca el sistema de reconocimiento de ordenes vocales Laura (funciona mediante el comando Hey, Laura, y responde muy bien para ajustar la climatización o seleccionar un destino en el navegador), la compatibilidad con Android sin cables y la gran pantalla central de hasta 10.25 pulgadas, cuya ubicación, eso sí, resulta algo baja y antinatural.
La mayor crítica es, no obstante, la ausencia de mandos físicos para controlar la climatización , lo que fuerza a «pedirselo a Laura» (que puede ajustar la temperatura si se le dice «tengo frío» o «calor» pero no la velocidad de giro del soplador) o navegar entre los comandos de la pantalla táctil. Es cierto que siempre hay una pequeña ventana dedicada para la climatización, pero su control no resulta ni tan ágil ni tan rápido como los mandos físicos habituales.
Los precios, sin descuentos, arrancande 24.900 euros para el 10 TSI de 110 CV manual (que se queda en 19.500 euros con el descuento de financiación, el del fabricante y el Renove). El listado completo de las motorizaciones disponibles por ahora es el siguiente:
- 1.0 TSI 81 kW (110 CV) Manual - 24.900 €
- 1.5 TSI 110 kW (150 CV) Manual - 26.650 €
- 2.0 TDI 85 kW (115 CV) Manual - 27.550 €
- 2.0 TDI 110 kW (150 CV) DSG - 30.550 €
- 1.5 TSI 110 kW (150 CV) Manual - 28.950 €
- 2.0 TDI 110 kW (150 CV) DSG - 32.850 €