BMW Serie 5 PHEV: electrificación sin renunciar a nada
La mecánica enchufable, con más de 50 kilómetros de autonomía eléctrica, conjuga confort y prestaciones. Asombra además la carga tecnológica que puede equipar
El Serie 5 siempre ha sido uno de los coches más equilibrados del mercado, sabiendo conjugar confort y dinamismo como pocos. Las mecánicas enchufables introducen una nueva variable en la ecuación, al permitir un buen puñado de kilómetros en modo exclusivamente eléctrico , lo que supone un añadido muy a tener en cuenta cuando se busca comodidad, ventajas en las grandes ciudades -como exención de pagar parquímetro- y ahorro en carburante.
La berlina alemana va ya por la segunda generación de su sistema híbrido enchufable, con autonomías que rondan o superan los cincuenta kilómetros en modo eléctrico y en condiciones reales de conducción. Hemos podido constatarlo con la variante 530e, una de las cinco que componen la gama (junto a la 530e xDrive, 530e Touring, 530e xDrive Touring, 545e xDrive Berlina). El paso de la tracción trasera a la total xDrive supone un desembolso adicional de 2.500 euros.
El 530e conjuga un motor de gasolina de cuatro cilindros y 184 CV, mientras el eléctrico desarrolla 109 CV. La potencia conjunta de los dos propulsores alcanza los 292 CV. En marcha, mientras haya carga eléctrica -la toma está en la aleta delantera izquierda- se prioriza el funcionamiento de la mecánica eléctrica, alimentada por una batería de 12,0 kWh . Mientras le quede carga -se alimenta no solo mediante la red eléctrica sino también con la energía cinética y las frenadas, al igual que un híbrido convencional- el funcionamiento es extraordinariamente silencioso y confortable, y el consumo de carburante, mínimo. Cuando ésta se agota, eso sí, el consumo de gasolina crece hasta el entorno de los 8,7 litros, o incluso más.
El conductor puede escoger entre diferentes modos de conducción, mediante una botonera en el árbol central. El modo Electric fuerza la conducción en modo cien por cien eléctrico, a velocidades de hasta 140 kilómetros por hora. El Hybrid, la configuración por defecto, optimiza la gestión entre los motores de combustión y el eléctrico -un submodo Hybrid EcoPro prioriza la eficiencia-. La configuración Adaptative permite al conductor afinar sus propios parámetros. Y la Sport aporta una respuesta más dinámica.
La potencia de los motores se transmite a través de una caja automática Steptronic de 8 velocidades , de convertidor de par y funcionamiento correcto. Ofrece además un modo manual -disponible con todos los modos, salvo con el Electric- al que recurrir cuando se quiera una conducción particularmente dinámica, con el que se puede jugar mediante unas levas solidarias con el volante.
Al volante, no se deja notar el peso adicional del sistema eléctrico , y sí el extra de picante que puede ofrecer a la hora de acelerar con decisión. Es asombrosa la estabilidad del coche al afrontar tramos con mucha curva, y también muy reseñable el excelente trabajo de aislamiento, como el alto grado de confort de los asientos -que pueden ser calefactados y ventilados-. Destaca también el excelente funcionamiento del sistema de reconocimiento de órdenes vocales Intelligent Assistant, que equipan los BMW más modernos (y que permtie, por ejemplo, pedir el guiado a una dirección, bajar las ventanillas o activar la climatización mediante órdenes en lenguaje natural, que casi siempre capta a la primera).
Entre los muchos elementos «extra» que equipaba nuestra unidad, resulta también especialmente recomendable las cuatro ruedas directrices ( permite incrementar notablemente la maniobrabilidad al aparcar y la estabilidad a altas velocidades ). Y mención especial merece el paquete de asistencia avanzada a la conducción, muy eficaz en vías rápidas a la hora de seguir el carril y mantener la distancia con el coche precedente, así como el Parking Assistant: además de un completo sistema de cámaras en 360 grados, incorpora el Reversing Assistant, una función venida del futuro que permite al Serie5 recorrer de forma autónoma, marcha atrás, los últimos 25 metros, para así desaparcar de forma autónoma de plazas de acceso complicado.