Mazda MX-5 soft-top 2019 1.5 Skyactiv-G

Puerta abierta a la deportividad

La cuarta generación del roadster más vendido mejora el confort de marcha sin aminorar las excelentes sensaciones en carretera

U. Mezcua

Cuando uno gana una carrera es porque ha hecho méritos para ello. Por eso no hay mejor tarjeta de presentación que la del Mazda MX-5 y su récord como roadster más vendido del mundo , con más de un millón de unidades en todo el mundo desde su nacimiento en 1989.

La cuarta generación del biplaza de Hiroshima se ha actualizado este verano con cambios que afectan al rendimiento de sus dos propulsores, que ahora crecen en potencia -hasta los 184CV y los 132CV-. También se ha mejorado algunos detalles internos como la posibilidad de regular el volante en altura y la incorporación de compatibilidad con Android Auto y Car Play para el sistema de infoentretenimiento.

El MX-5 2019 estrena compatibilidad con Android Auto y Car Play

La actualización afecta a las dos carrocerías, la RF o de capota rígida retráctil y la de capota de lona o soft-top. Hemos podido probar en profundidad esta última en combinación con el propulsor de acceso, un 1.5 Skyactiv- G al que la marca ahora añade el apellido “Avanzado” para diferenciarlo del precedente, y cambio manual de seis velocidades, única opción de transmisión disponible en nuestro mercado.

Las mejoras del nuevo propulsor, aunque menos notables que las de su “hermano mayor” (que gana 14CV, frente al incremento de 1CV de este motor, ambos atmosféricos) se traducen en 2 Nm más de par máximo, que se alcanza a 4.500 rpm.

En marcha, la respuesta es excelente , aditivada por una perceptible mejora en su sonoridad, mientras que los consumos se mantienen contenidos, en el entorno de los 6,3 litros a los 100 kilómetros. De hecho, gracias al bajo peso del modelo -apenas 986 kilogramos- y a lo afinado de su chasis, este propulsor demuestra nervio más que suficiente para poder disfrutar de cualquier tipo de carretera.

La respuesta y percepción del motor, en conjunto con la precisión de la caja de cambios -de recorridos muy cortos- y de la dirección (muy informativa) dan la sensación de conducir un coche de mucho más empaque. También mucho más dañino para el bolsillo que el MX-5. Y es que el importe final, que parte de unos muy reseñables 23.320 euros para nuestra versión con capota de lona, y asciende en 2.500 euros para las opciones con techo retráctil, es otra de las grandes bazas del deportivo nipón.

Una diferencia de precio que, aun pequeña, puede decantar la balanza por la capota de lona, cuyo funcionamiento es extremadamente sencillo. Además, cuenta con la ventaja de que no resta nada de espacio al maletero (pequeño, como no podía ser de otra manera, aunque suficiente para dos bultos de equipaje de mano), ya que se pliega tras los asientos. Bastan menos de 10 segundos para cubrir o descubrir el habitáculo, algo que puede hacerse sin moverse del asiento del conductor.

Nuestra unidad de prueba estrenaba también un nuevo diseño para las llantas, de 16” (aunque también pueden adquirirse de 17”), e incorporaba aditamientos tecnológicos como retrovisores calefactados, sistema de sonido Bose de 9 altavoces (perfectamente audibles incluso con la capota bajada) y asientos deportivos Recaro . Todo ello elevaba el precio de la unidad de prueba, en color Soul Red, hasta los 29.520 euros

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