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Probamos el Porsche 911 992: Máxima emoción para la vida diaria con la octava generación del mito

Ofrece un excelente comportamiento dentro y fuera del circuito y estrena innovaciones como el modo Wet, para hacer más segura la conducción en superficies de baja adherencia

U. Mezcua

Atemporal. Crear un coche que jamás pase de moda era el objetivo que guiaba los pasos de Ferry Porsche cuando en 1963 creó el primer 911. Una meta que los ingenieros de la marca de Stuttgart se han continuado fijando con cada nueva generación, y van ocho, de su coche más icónico. Un modelo que, una vez más, aúna tradición y modernidad, deportividad y placer de conducción.

Estéticamente, es continuista con las siete generaciones anteriores, siguiendo la tradición 911. El frontal vuelve a lo clásico, mientras que la zaga se unifica con el resto de productos de Porsche con una nueva tira que conecta los grupos ópticos. El conjunto se percibe como más ancho, especialmente en la zaga, aunque es la parte frontal la que ha ganado más anchura, 45 milímetros más. Además, aunque es 4 milímetros más alto, la posición de conducción se sitúa 5 milímetros por debajo, sin resultar incómoda ni para acceder ni para controlar el vehículo.

El nuevo 911, denominado 992, ha sido probado por los ingenieros de la marca en algunos de los lugares más extremos de la tierra, como el seco y desértico Valle de la Muerte de California hasta el helado Círculo Polar Ártico. También por las calles de San Francisco y el célebre y exigente circuito de Nürburgring, en Alemania, donde la versión Carrera S ha rebajado el crono en cinco segundos respecto a su antecesor.

La amplitud de escenarios no es casual. La versatilidad siempre ha formado parte del ADN 911, concebido como un deportivo de altas prestaciones capaz de ofrecer a su propietario un uso diario confortable. Un concepto dual que se refuerza en esta octava generación, que se desenvuelve como si fuera sobre rieles tanto dentro como fuera de la pista, según hemos podido comprobar en el circuito Ricardo Tormo y en un breve recorrido por carretera en los alrededores de la ciudad del Turia, y para el que no hacen falta grandes dotes de conducción para disfrutar de cada kilómetro.

Una de las claves es su motor bóxer turbo de seis cilindros, que gana 30CV, hasta los 450. Se trata de una versión mejorada del empleado por la última renovación del anterior 911, la 991.2. Porche ha trabajado en el procedimiento de inyección, en la disposición de los turbocompresores y en la refrigeración para incrementar la eficiencia y, de paso, reducir las emisiones, gracias también a la incorporación de un filtro de partículas. El peso de este último añadido, que supone unos siete kilos «extra», ha sido contrarrestado gracias al uso masivo de aluminio en la carrocería y el chasis. Mientras tanto, la proporción de acero ha pasado del 63% hasta apenas el 30%.

El requisito medioambiental tampoco afecta al rendimiento del motor. El rediseñado bloque ofrece no solo más potencia, sino también más par (30 Nm más), y lo hace desde muy bajas revoluciones. Su ubicación trasera no afecta en nada a la dinámica, ya que ni siquiera en situaciones de exigencia el eje delantero se nota ligero. Ahora bien, para mejorar aún más la estabilidad del conjunto se ha dotado al eje trasero de mayor anchura, equipándolo con ruedas una pulgada mayores que las del delantero: 20 frente a 21, equipando Pirelli P Zero especialmente desarrolladas para el 992.

El chasis reajustado se muestra firme y preciso, incluso en condiciones de exigencia. Aunque el enfoque deportivo prima, la mencionad concepción del 911 como un coche deportivo capaz de llevarte de forma cómoda a comprar el pan hace que los ingenieros se han esforzado en garantizar el confort de marcha en carretera. Según Porsche, mucho ha tenido que ver en ello la nueva configuración de los amortiguadores variables Porsche Active Suspension Management (PASM), equipados de serie.

También se nota el trabajo realizado sobre la transmisión PDK, ahora con ocho relaciones. El paso de una a otra es poco perceptible. Su reacción es espectacular en todas las situaciones de conducción: en circuito, el modo automático elige siempre sin peros el desarrollo correcto; mientras que en carretera ha suavizado su carácter entre transiciones modificando así una de las sensaciones que los históricos adictos al 911 siempre han resaltado: su peculiar y algo bronca respuesta.

Tanto la nueva caja como la novedosa posición del propulsor hacen que el 911 esté preparado para una hipotética futura versión híbrida. Algo que quizá también tenga que ver con la reducción de la capacidad del maletero delantero, que pasa a 132 litros frente a los 145 del modelo anterior.

La dirección también se demuestra realmente precisa, sin que apenas sea necesario trabajar sobre ella para corregir una trayectoria desviada. Porsche detalla que han decidido asumir directamente el desarrollo y programación del sóftware que la gestiona, y ahora es hasta un 10% más directa. Algo que pudimos comprobar durante un recorrido de seis vueltas a toda velocidad a la pista de karts del Ricardo Tormo, empapada para la ocasión para comprobar otra de las grandes innovaciones del nuevo 911: el modo Wet.

Esta nueva funcionalidad, instalada de serie, se basa no en los sensores de lluvia del parabrisas sino en unos sensores acústicos instalados en los pasos de rueda, que detectan si la calzada está mojada o cubierta de nieve gracias al spray generado por el movimiento de los neumáticos. Cuando estos se activan, los estabilizadores delanteros y traseros (PSM) y el control de tracción se ponen sobre aviso, y el conductor recibe un aviso para activar el Wet Mode, algo que puede hacer a través de un accionador en la consola central o a través del mando giratorio del paquete opcional Sport Chrono, en el volante. Si decide hacerlo, el vehículo reajusta un gran número de parámetros, que incluyen la dirección y la entrega de par, además de los estabilizadores y la tracción, ofreciendo una conducción segura sobre firmes deslizantes y llegando incluso a contener el empuje para evitar perder el control.

Este Modo Wet también actúa sobre el alerón trasero, activándolo antes para aumentar el agarre. Este nuevo alerón trasero adaptativo es ahora más grande y ancho, con una superficie aerodinámica hasta un 45% mayor. Salvo en situaciones de calzada mojada o condiciones de mucha exigencia, cuando entra en funcionamiento a partir de 60 kilómetros por hora, se activa a partir de los 90 kilómetros por hora.

En el interior, el ajuste de los materiales es impecable, con una nueva pantalla central de 10,9 pulgadas. También destaca la nueva palanca de la transmisión automática PDK, mucho más pequeña que la del modelo actual, y que ahora incorpora un botón para activar el modo manual. Tras el volante se muestra un cuadro parcialmente digital, con dos pantallas para poder ver la información de navegación pero con el mantenimiento de un cuentarrevoluciones analógico.

En el apartado digital, en el que Porsche ha puesto también el foco, el 911 992 estrena el asistente virtual Porsche 360+ y la aplicación Porsche Road Trip, que ayuda a planificar las rutas. Además, la nueva aplicación Porsche Track Precision ofrece la posibilidad de registrar los datos de conducción en el smartphone.

En cuanto a los asistentes de conducción, incorpora avances como el control de crucero adaptativo con Stop and Go y una cámara térmica para detectar obstáculos durante la conducción nocturna, similar a la que ya equipan otros modelos de la marca, como el Cayenne.

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