Mini Cooper SE, ADN Mini, ahora en versión eléctrica
Mini, con su modelo 100% eléctrico, el Cooper SE, continúa reinventándose . Y lo hace siendo fiel a sus orígenes. La marca nacía en 1959 como solución de movilidad -un coche pequeño, que consumía poco, como demuestra el hecho de que el diseño original se dibujó en una servilleta-.
El nuevo modelo está construido sobre la base de la versión del Cooper de tres puertas , pero tiene detalles que ayudan a reconocer su condición de coche eléctrico, como la parrilla o las llantas, donde lleva un logo con el dibujo de un enchufe.
En el corazón del vehículo va una batería de 32,6 kw con la que consigue 234 km de autonomía. La fuente de energía está debajo de los asientos delanteros, lo que hace que el maletero (211 litros) no se resienta. De serie llega con toma de carga rápida. Lo que permite que la recarga se haga con todo tipo de tomas, desde un enchufe doméstico a un súper cargador. Está además impulsado por un motor de 184 CV.
Con un cargador rápido, el vehículo puede recargarse al completo en 1,4 horas , mientras que con un cargador medio tardaría tres horas y media y en un enchufe doméstico el coche estará cargado al 100% en 4,2 horas.
Llegarán a los concesionarios a primeros de marzo con unos precios que van desde los 33.950 euros en el tamaño S hasta los 41.000 euros de la versión XL. En renting se puede acceder al Mini eléctrico con 3.000 euros de entrada y 380 euros mensuales a cuatro años.
El Mini eléctrico tiene cuatro modos de conducción: sport, mid, green y green +. Complementarios a éstos son los dos tipos de frenada regenerativa que monta el coche: El primero de ellos es el que más aprovecha la energía que se produce al frenar al vehículo, mientras que el segundo no llega a detener el coche al dejar de pisar el acelerador.
El primero es más brusco y es capaz de frenar por completo el coche, lo que le hace ideal para la conducción urbana. Con un manejo controlado del acelerador podemos ser capaces de controlar completamente el coche sin usar el freno.
Durante la prueba que hemos hecho por calles de Madrid, con una salida a autovía de unos treinta kilómetros, hemos probado todos los modos de conducción. Sin duda, el más divertido es la sport, donde el Mini eléctrico demuestra un brío y empuje formidable en cuanto le pisas. Ideal para superar situaciones complicadas durante la circulación gracias a su aceleración (de 0 a 100 km en 7,3 segundos).
Sea cual sea el modo de conducción elegido, el nuevo Mini se mantiene fiel a una de las señas de identidad de la marca, el buen comportamiento dinámico en la trazada de las curvas. Tiene un pisar seguro por el reparto de pesos casi ideal del que goza (59% delante y 41% detrás). En la báscula en vacío llega a los 1.365 kilogramos, 145 menos que una versión similar con motor de combustión.
De serie llegan todos con luces led, climatización bizona, calefacción con bomba de calor, calefacción auxiliar, freno de mano eléctrico y navegador Connected Navigation, entre otros elementos.
En comparación con el Mini de 3 puertas con motor de combustión las medidas no cambian (3,82 metros de largo, 1,72 m de ancho y 1,41 de alto). Lo que sí varía es que la carrocería del eléctrico está 18 milímetros más elevada para poder albergar la batería, que está situada en los bajos del vehículo, entre los asientos delanteros y traseros.