Musk dispara a Tesla en Bolsa especulando sobre su retirada del mercado

Anuncia en Twitter que está considerando «privatizarla» a un precio de 420 euros por acción, lo que supondría valorar la empresa en 72.000 millones de dólares, frente a la capitalización de 58.000 millones que tenía el lunes. Asegura que la cotización supone una «distracción» y pone una «presión enorme» en los resultados de la compañía

Elon Musk durante una presentación en Hawthorne, California

U. Mezcua

Visionario, empresario efectista y tuitero compulsivo. Elon Musk , CEO de Tesla y de la empresa de cohetes espaciales Space X, consiguió ayer disparar la valoración bursátil del fabricante californiano de vehículos eléctricos anunciando su «intención» de sacarla del mercado.

Musk, conocido por su largo rosario de exabruptos en la red social y de choques con los inversores, defendió en varios mensajes y en un correo electrónico enviado a sus empleados la necesidad de aislar a Tesla de la valoración continua por parte de los inversores, lo que que considera «una distracción». También admite que la necesidad de cumplir las expectativas en los resultados trimestrales «pone una enorme presión a la hora de tomar las decisiones».

«Creo fundamentalmente que damos lo mejor de nosotros mismos cuando todo el mundo está enfocado en nuestra misión a largo plazo, y no hay incentivos perversos para que la gente intente dañarnos», aseguró Musk, que también criticó la abundancia de posiciones bajistas en el mercado. «Hay una gran cantidad de inversores que tienen el incentivo de atacarnos», lamentó.

En sus mensajes, el empresario sudafricano situó en 420 dólares el precio de los títulos para su privatización. Implicaría valorar la compañía en 72.000 millones de dólares, frente a la capitalización de 58.000 millones que tenía el lunes. Durante las horas posteriores al anuncio, la cotización se disparó un 7 y luego un 11%, tras un intervalo en el que fue suspendida, en medio de la confusión de los inversores, muchos de los cuales llegaron a plantearse si algún hacker habría tomado el control de su cuenta.

Según precisó, la decisión final depende de los accionistas, que también podrán elegir continuar como inversores privados o deshacerse de sus participaciones a un precio de 420 dólares. Por su parte, el mantendrá el actual 20% que posee de la compañía. El resto está mayoritariamente en manos de varios fondos de inversión y de pensiones, como Fidelity Investments o Baillie Gifford, además del Banco de Montreal, y el fondo soberano de Arabia Saudí, que según el Financial Times habría adquirido recientemente entre el 2 y el 5% del valor de la compañía.

Dudas sobre su viabilidad

El anuncio se produce días después de que Tesla presentase unas pérdidas semestrales de 1.427 millones de dólares (1.230 millones de euros), un 114% más que en el mismo período del año previo. La compañía acumula 15 años de pérdidas consecutivas, y desde su fundación, en 2003, únicamente ha logrado beneficios en dos trimestres.

Musk, no obstante, aseguró que esperaba entrar en beneficios «por primera vez de forma sostenida» en la segunda mitad del año. El directivo basó su afirmación en que por fin Tesla ha conseguido producir su eléctrico «barato», el Model 3, a un ritmo de 5.000 unidades a la semana, cifra que esperaba alcanzar a finales de 2017.

«En la segunda mitad de 2018, esperamos, por primera vez en nuestra historia, llegar a ser rentables de forma sostenida y lograr un flujo de caja positivo», aseguró.

El anuncio, no obstante, podría ser una cortina de humo. Desde mayo, las dudas sobre la viabilidad de la compañía arrecian entre inversores y medios especializados, que ven peligrar su futuro ante la entrada en el mercado de numerosos vehículos eléctricos lanzados por fabricantes asentados, como Jaguar, Audi o Mercedes. «Los fabricantes alemanes van a lanzar productos eléctricos atractivos y rentables», explicó Barclays en un comunicado recogido por Forbes, en el que también se mencionaba jocosamente que, al contrario que Musk, los directivos alemanes no necesitan quedarse a dormir en sus fábricas para vigilar la producción.

La hostilidad de Musk hacia los inversores es manifiesta . En mayo, durante una conferencia de resultados criticó sus preguntas «aburridas y ridículas». También ha protagonizado varias salidas de tono públicas que han puesto en cuestión su capacidad de liderazgo. En junio tildó de saboteador a un trabajador que criticó las deficiencias en las líneas de montaje de la planta de Freemont. Poco después, llamó «pedófilo» a uno de los buzos que participaban en el rescate de los jóvenes tailandeses atrapados en una cueva, quien previamente había criticado una de sus cápsulas espaciales.

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