Competitividad y coche eléctrico, las claves de la fusión entre PSA Peugeot y Fiat Chrysler

Unai Mezcua

Cuórum entre Fiat Chrysler (FCA) y PSA Peugeot Citroën para crear un nuevo gigante automovilístico. Ambos fabricantes rubricaron ayer un acuerdo vinculante, apoyado por unanimidad por sus principales accionistas, que se traducirá en la creación de una nueva empresa, participada al 50% entre ambas compañías. La empresa fusionada, valorada en más de 45.000 millones de euros, tendrá su sede en los Países Bajos, unas ventas anuales de 8,7 millones de vehículos y una facturación de 170.000 millones al año, por lo que se situará tan solo por detrás del Grupo Volkswagen, la Alianza Renault Nissan y Toyota.

El pacto tendrá ahora que ser sometido al escrutinio de la Junta General de Accionistas de ambos grupos y a las autoridades de competencia. Si no ponen inconvenientes, se materializará en un plazo de doce a quince meses, según detallaron ayer Carlos Tavares, CEO de PSA, y Mike Manley, consejero delegado de Fiat Chrysler, en una conferencia con inversores y periodistas. Tavares será el CEO del futuro fabricante y John Elkann, actual presidente de FCA, mantendrá su puesto en la nueva empresa. Manley, recién nombrado presidente de la patronal europea ACEA, tendrá un «importante» rol directivo junto a Tavares, aún no precisado.

«Ambas compañías son sanas y rentables, y fuertes en mercados diferentes. Lo que tenemos que hacer a partir de ahora es ser inteligentes y aprovechar las fortalezas de ambas para mejorar la competitividad», sintetizó Tavares. El directivo no espera grandes trabas de las autoridades regulatorias, un aspecto que, según afirmó, ha ocupado buena parte de las discusiones entre ambos grupos desde que FCA propusiera la operación, el pasado octubre. De hecho, el principal cambio en la propuesta inicial, la pérdida de peso de la china Donfeng en la empresa resultante -tendrá un 4,5%-, fue interpretado ayer por los analistas como un guiño a las autoridades norteamericanas.

El nuevo grupo, cuyo Consejo estará formado por cinco miembros designados por FCA, cinco por PSA, además de Tavares (lo que dará mayoría al consorcio francés) aunará trece marcas diferentes. Tendrá una fuerte presencia en todos los segmentos, desde los vehículos de pasajeros, con Fiat, Peugeot, Citroën, Opel/Vauxhall y Lancia en Europa y Dodge y Chrysler en Estados Unidos, hasta los modelos de lujo, con Maserati. También en el mercado Premium, donde se posicionan Alfa Romeo y DS, en el de todoterrenos y todocaminos, con Jeep, y en el ámbito de comerciales e industriales, donde a la fuerte implantación de las marcas francesas se suman el fabricante de pick-up RAM en Norteamérica y Fiat Professional en Europa.

Dos son los motivos que explican la fusión, que se corresponde con la tendencia a la consolidación que atraviesa el sector. En primer lugar, la diversificación geográfica, ya que la nueva compañía obtendrá un 46% de su negocio de Europa y un 43% de América del Norte, donde FCA es especialmente fuerte y PSA no tiene presencia.

En segundo lugar, el ahorro de costes. Según se calcula, las sinergías ascenderán a 3.700 millones de euros al año, con un flujo de caja positivo desde el primer ejercicio. «Optimizaremos nuestras familias de plataformas y motorizaciones para ser más eficientes y poder apostar por nuevas tecnologias», detalló Mike Manley, que precisó que la inversión anual en nuevas energías y conducción conectada y autónoma rondará los 15.000 millones, la tercera mayor del sector. El reto es continuar haciendo coches asequibles, ya que, como Tavares ha advertido en varias ocasiones, «el coche eléctrico, como la comida BIO, es más caro». Todo ello, según se comprometieron ambos fabricantes, sin cerrar ninguna de las cien factorías que, entre ambos, poseen en la actualidad.

La nueva compañía cotizará en la Bolsa de París (Euronext), Milán (Borsa Italiana) y Nueva York. Según los estatutos propuestos, ningún accionista tendrá capacidad para ejercer más del 30% de los votos. Los accionistas mayoritarios serán Exor, el vehículo financiero de la familia Agnelli, con el 14% de los títitulos; EPF/FFP, es decir, los Peugeot, y BPI, que representa al Estado galo, con el 6%.

Compartir plataformas

El grupo planea concentrar dos tercios de su producción, unos 5,6 millones de vehículos al año, en solo dos plataformas. Serían los modelos de tamaño pequeño, y compacto y mediano. Esto, junto a la consolidación de inversiones en motores eléctricos y de combustión, aportaría un 40% de las sinergias; otro 40% se produciría al obtener mejores economías de escala y lograr mejores precios de los proveedores. El el 20% restante procederá del ahorro de costes al integrar áreas duplicadas.

Desde 2013, PSA, siguiendo la estrategia del grupo Volkswagen, ha desarrollado las plataformas CMP, para los segmentos B y C, y EMP2, para los C y D. Además de una mayor simplicidad y eficiencia, permiten montar en la misma línea vehículos con motor térmico (diésel o gasolina) y eléctricos e híbridos enchufables. Sobre la segunda, por ejemplo, se ensamblan modelos tan diferentes como el Citroën C5, el Peugeot Rifter o el DS 7 Crossback.

Ambos grupos se habían comprometido a cerrar la operación antes de 2020. A partir del mes que viene llegará una exigente normativa de emisiones en Europa, con fuertes multas para los fabricantes que no logren cumplirla. La tecnología de PSA ayudará a sus socios italoestadounidenses, que en abril firmaron un acuerdo de 2.000 millones con el fabricante de eléctricos Tesla para evitar las sanciones hasta 2022.

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