Bosch espera que su nueva fábrica de semiconductores alivie la carestía mundial
El grupo, que ha adelantado seis meses la inauguración, no prevé que la falta de chips se resuelva hasta 2022
Llega la caballería. En plena sequía mundial de chips semiconductores, el gigante alemán Bosch ha inaugurado este viernes su nueva planta de Dresde. La factoría es la segunda instalación de estos componentes de Bosch, tras la de Reutlingen, también en Alemania, y tendrá más de 700 empleados.
Ha supuesto la mayor inversión individual en la centenaria historia centenaria del mayor proveedor mundial de tecnología para el sector de la automoción, con más de mil millones de euros. De ellos, cerca de 200 proceden de las ayudas europeas a los proyectos comunitarios de especial interés (IPCEI).
«Cada chip que produzcamos ayudará ante la sequía mundial de semiconductores, aunque (la planta) no será suficiente por sí sola para ponerle fin», afirma a este periódico Harald Kroeger , miembro del consejo de administración de Bosch y responsable de la división de movilidad y electrónica del automóvil. La factoría, cuya inauguración se ha adelantado seis meses, producirá chips para herramientas y para automóviles. Éstos últimos empezarán a ser despachados a los vehículos a partir de septiembre. Se instalarán en vehículos que estarán en los concesionarios a final de año.
Obstáculo para la recuperación
La falta de chips supone un obstáculo para la recuperación económica. Lo advirtió la canciller alemana Angela Merkel , durante la inauguración de la fábrica. «Los cuellos de botella están dificultando la recuperación tras la crisis», afirmó Merkel durante la inauguración, celebrada de forma virtual por la pandemia. La propia Merkel situó la producción de semiconductores como una prioridad estratégica para Europa hace unas semanas.
En su desarrollo Bosch ha invertido más de 2.500 millones . El grupo alemán, que fabrica estos componentes desde 1958, quiere plantar cara al dominio asiático, aprovechando la situación coyuntural de carestía de este mercado –que según sus previsiones se extenderá hasta 2022– y su enorme potencial. En solo cinco años el numero de chips de Bosch por vehículo ha pasado de 9 a 17, y su valor se ha disparado, de 120 a 600 euros.