Belloni (Citroën): «El diésel no está muerto en absoluto»
Arnaud Belloni, director de Marketing de Citroën, asegura que «la buena elección de coche es la que responde al uso y al presupuesto del comprador»
Citroën cumplió 100 años en 2019. Tras lanzar una nueva gama de producto, la marca del doble chevron, integrada en el grupo PSA, logró crecer un 1,2% en Europa. De hecho, fue la que mejor se comportó de las 12 más vendidas . Ahora el reto es iniciar su ofensiva electrificada, que tendrá como protagonista inmediato al C5 Aircross híbrido enchufable y al sustituto del C4, que se producirá en Villaverde (Madrid) desde mediados de año, y contará con versión 100% eléctrica. Arnaud Belloni, director de marketing de la marca, repasa las claves de un 2020 que se perfila aún más importante que el año de su centenario.
-¿Hay algo que se haya mantenido invariable en los cien años de Citroën?
-En 1919, cuando André Citroën lanzó el Tipo A, el primer Citroën, creó el primer automóvil fabricado en serie en Europa. Quería que fuera accesible en una época en la que el coche estaba todavía reservado a las élites. Desde entonces, esta voluntad de «democratizar» ha estado siempre presente. Todavía hoy reivindicamos este espíritu de marca «popular». Para conseguirlo, Citroën nunca ha dudado en desafiar lo establecido, por este motivo, la audacia y la creatividad son los valores clave de nuestro ADN. Actualmente, los ponemos de manifiesto a través del diseño de nuestros modelos, pero, también, del confort, una seña de identidad imprescindible en la historia de Citroën.
-Vista la incertidumbre actual, ¿Acierta quien compra un coche diésel o gasolina?
-La buena elección es la que responde al uso que se le va a dar al coche y al presupuesto disponible. Por eso queremos ofrecer la posibilidad de elegir entre versiones gasolina y diésel y electrificadas (100% eléctrica o híbrida enchufable, según el modelo) en todos nuestros vehículos. Es lo que empezaremos a hacer en 2020 con el SUV C5 Aircross, que tendrá una opción híbrida enchufable. Desde ese momento, todos nuestros futuros lanzamientos tendrán una versión electrificada (ya sea 100% eléctrica, BEV, o híbrida enchufable, PHEV), para alcanzar el 100% de nuestra gama electrificada en 2025.
-El diésel ha llegado a tener un peso muy importante en las ventas de Citroën en España, ¿Cómo ha afectado su declive?
-Es cierto que el Dieselgate tuvo un fuerte impacto en el mix Diésel/Gasolina. De todos modos, el diésel representa hoy más del 40% de nuestras ventas mundiales, lo que significa que no está «muerto» en absoluto. Todavía existe un interés real por esta tecnología, que sigue siendo superior a la gasolina en materia de consumo y emisiones de CO2. Pese a que su precio de venta sea mayor que el de la gasolina, sigue siendo una opción interesante para los clientes que hacen muchos kilómetros, ya que amortizarán rápidamente ese sobrecoste. Siendo una demanda de nuestros clientes y, mientras esto sea así, nosotros les seguiremos ofreciendo una respuesta.
-Suspensión hidroneumática, dirección Diravi... ¿Qué queda hoy del riesgo tecnológico del que hacía gala Citroën?
-Con nuestro programa «Citroën Advanced Comfort», reinvertimos más que nunca en el confort de nuestros modelos, un aspecto que Citroën ha cuidado desde siempre. Este programa está en el origen de nuevas tecnologías como la suspensión con Amortiguadores Progresivos Hidráulicos, que permite recuperar el efecto «alfombra voladora» típico de Citroën. Es una tecnología exclusiva con más de 20 nuevas patentes. Otro ejemplo: los asientos «Advanced Comfort», también exclusivos. Más que nunca buscamos características específicas propias en nuestros productos.
-¿El cliente entra al concesionario preocupado por las emisiones de su próximo coche? Es decir, ¿lo ECO «vende»?
-Existe una toma de conciencia de la gente frente a los retos medioambientales y el cambio climático. Es algo evidente y que trasciende el mundo del automóvil. La electrificación de nuestros modelos es una respuesta muy concreta para limitar las emisiones de CO2. Al mismo tiempo, los frenos que hay que enfrentar son numerosos: nuestros clientes entienden los beneficios de la electrificación frente a los retos medioambientales, pero también deben estar tranquilos respecto a la autonomía, la recarga, el coste de adquisición frente a un modelo térmico, etc. Lo desconocido genera miedo y se debe hacer mucha pedagogía al respecto: pensar en el coste total de uso y no en precio de compra, por ejemplo. Para nosotros, el despliegue de esta tecnología es también una oportunidad de apoyar a los clientes con servicios conectados complementarios que podrán gestionar desde el smartphone: carga, localización de puntos de recarga, etc. Es otra manera de aportar valor añadido a los modelos electrificados.
-Las últimas apuestas de Citroën han sido SUVs, ¿Queda todavía algún futuro para las berlinas?
-Sí, pensamos que existe un futuro para las berlinas, pero, a imagen de nuestro concept CXperience presentado en el Salón de París de 2016, queremos «recuperar el encanto» de la berlina tradicional.
-Si finalmente toma forma la fusión de PSA con Fiat Chrysler, ¿Cómo puede Citroën mantener su identidad propia? ¿Chocaría con Fiat?
-Las marcas son el mejor «activo» de un grupo automovilístico. Su riqueza y su complementariedad son una ventaja. En este caso, Citroën tiene un posicionamiento muy fuerte: jugamos la carta de una marca francesa cercana a las personas, una marca centrada en los modos de vida de la gente, que rompe los códigos automovilísticos tradicionales. En nuestros productos, esto es especialmente lo que nos lleva a jugar con la personalización de nuestros modelos y volver al territorio del confort con nuestro programa «Citroën Advanced Comfort». Este posicionamiento es una auténtica fuerza para Citroën ya que es único en el mundo del automóvil.
